España bate un récord en Maracaná...

España bate un récord en Maracaná...

Diez goles, resultado excesivo, pero inevitable. Tahití representa a la confederación del espacio más débil futbolísticamente, Oceanía, y además tampoco es lo más potente que aquella parte del mundo ha llegado a producir. Lo más potente solía ser Australia, que solicitó y logró su inclusión en la zona asiática porque eso le hará más fácil ir al Mundial. Me explico: Oceanía no da una plaza para el Mundial, sino que el preclasificado de la zona oceánica tiene que jugarse la plaza, en repesca, con el cuarto del grupo de la Concacaf. Un camino difícil. Huyendo de eso, Australia se fue a Asia, que clasifica casi cinco...


Sin Australia, Oceanía pierde su gran referente. Eso además ha coincidido con horas bajas de Nueva Zelanda, la otra potencia (en lo que cabe) de la zona. Así, de rebote en rebote, Tahití acabó saliendo campeona de Oceanía, lo que le dio derecho a estar en esta Confecup. Está, es visible, muy por debajo del resto, y eso hace sus partidos equívocos y casi desagradables. Ganas por veinte y quedas mal, ganas por tres y quedas también mal. Así que mejor ganar por diez, y así quedas al menos regular. Eso fue lo que hizo España, estableciendo un record en Maracaná, considerado como escenario eterno.


Que es mucho considerar, dicho sea de paso. Este nuevo Maracaná es un estadio lucido, funcional y cómodo, pero ha evaporado por completo la tremenda personalidad de su antecesor. Nada que ver. Eso sí: está en el mismo sitio, es el mismo solar de los goles de Schiaffino y Gigghia a Barbosa, el mismo del ‘gol de placa’ de Pelé. En ese espacio sagrado marcó España diez goles, más que ninguna selección antes, y eso el día en que Del Bosque se pudo permitir el lujo de darles un partido completo a los suplentes, lo que aliviará ansiedades. Un buen día, un gran resultado, pero una sensación equívoca.