Por este equipo no pasan los años
Primero jugó Italia y dejó buena impresión. Italia se regenera. Italia juega al ritmo de Pirlo (que limpió las telarañas de la escuadra en un golpe franco), busca el partido en el medio campo del rival, maneja el balón, ya no es egoísta. Ahora resulta que lo menos fiable del equipo van a ser sus defensas, porque Barzagli se atarugó y regaló un penalti que alivió las penurias de México. Pero el resto del equipo es bueno, y su delantero Balotelli, también. Un peligro constante hasta conseguir su gol de pantera, ensuciado con un detalle de chorlito: se quitó la camiseta y se llevó una amarilla tonta.
Una buena Italia, sí. Pero cuando salió España, todo quedó en segundo plano. ¡Qué manera de jugar! Por este equipo no pasa el tiempo. Siguen muchos de los orígenes de todo esto, pero los que han ido entrando apenas se diferencian de ellos. Además, falto de Xabi Alonso, Del Bosque volvió al mediocentro único, al 4-1-4-1 de Luis Aragonés en la Eurocopa de Austria-Suiza, con Busquets en funciones de Senna. Más juego por delante, más toque, un Busquets imperial, un Iniesta que dictó una lección magistral y todo el equipo fantástico en la recuperación, bloqueando la salida de Uruguay.
Y, con el balón en propiedad, la maravilla de las maravillas. Toque, toque y toque salpicado con algunas llegadas fulminantes, para rozar el gol o conseguirlo. Un juego aparentemente premioso, que por momentos impacientó a un público con buen número de uruguayos, país vecino al fin y al cabo, aunque con la pared común bien lejos de Recife. Un juego que rindió sólo dos goles, cierto, pero mereció varios más. Uruguay no la vio, Cavani quedó inédito y Luis Suárez se salvó con un glorioso golpe franco al que no llegó Casillas ni podría llegar nadie. Un gol que empañó el resultado, pero no el juego.