La nula lógica de los 'London Jaguars'
Dani Hidalgo
"Si la franquicia en la que juego se muda a Londres, ojalá tenga yo solvencia económica. Porque en caso de tenerla, sería el primero en dejar la NFL". Andrew Whitworth - OT y representante de los Bengals en la NFLPA
En los últimos días han vuelto a surgir rumores sobre un posible traslado de franquicia a Londres. Pero no al London de Ohio, Minnesota o alguna de las otras 18 localidades de EE UU llamadas así, ni tampoco a London Fletcher. Hablamos del London referencia, capital, el Londres inglés. La ciudad que reúne una vez al año a todos los frikis del football en Europa y donde se vive una de las mayores fiestas NFLeras del mundo. No cabe ninguna duda de que NFL at Wembley es un gran éxito y lo cierto es que no ha causado ni la menor polémica haber expandido el número de partidos en suelo europeo de uno a dos (esta temporada se disputará ahí un Vikings-Steelers [29 de septiembre] y un Jaguars-49ers [27 de octubre]; ¡y para ambos ya sólo quedan las entradas VIP!
¿Pero sale rentable expandir una liga de Estados Unidos hasta más allá que Canadá? Este debate ya es más que habitual en la NBA, pero en la NFL está algo menos rodado. La diferencia es que nunca antes había sonado con tanta fuerza (cuando se lee aquello de “fuentes de la NFL dicen” y no sale Goodell para desmentir nada, hay que estar al loro). Sólo hay que ver las reacciones contrariadas que ha levantado entre los diferentes representantes de la NFLPA (la asociación de jugadores).
El equipo elegido, al parecer, sería los Jaguars. Y si no es el equipo de Florida, cualquiera de los susceptibles. Con un retoque de imagen, ¿se imaginan lo fácil y semidiscreto que lo tendrían para conseguir el primer patrocinio a través de logotipo?
Uno de los principales motivos por mi marcha de EE UU en verano de 2006 fue por la indiferencia general de los estadounidenses. La indiferencia bastante generalizada a lo que sucede en el país, la indiferencia a lo que hay más allá de sus fronteras, la indiferencia sobre su política exterior, interior, etc.… Hay reacciones calientes de pequeños sectores del país cuando se tocan ciertas cosas. Pero nada causa tanto seísmo como el football. El deporte número uno de la primera potencia mundial hace que los norteamericanos saquen toda su ira. Y aún así es algo bastante selectivo. Algo tan terrible como un lockout (digo los de verdad, los que omiten una temporada entera o más) tampoco hacen que la gente se tire de los pelos, cuando en Europa se quemarían contenedores por todas las ciudades.
Los USA son como la alfombra más grande del mundo. El que quiera puede ir arrancando los trozos que quiera sin problemas mayores. Pero tiene que andar con ojo, si toca la fibra equivocada: ¡¡¡BUUUUUUUUUMMMMMM!!!
El 2011 nos aporta un buen ejemplo, aunque de enfado dividido: “¡¡Tebow tiene que jugar!! ¡Es el enviado de Jesús! ¡AHHHHH!”. Del otro bando: “¡NO SABE LANZAR! ¡TIENE SUERTE! ¡Parad con el Tebowing! ¡AHH!”. También nos podemos remitir a agosto de 2012: “Ah, árbitros suplentes. Bueno, no pasa nada…”. Todo es paz. 25 de septiembre de 2012, tras el famoso Seattle-Green Bay: “¡NO MÁS! ¡NO MÁS! ¡NO MÁS! ¡BUUUUM!”… Y así, casi con el chasquido de un poderoso dedo, se aceptaron las condiciones económicas de los árbitros de verdad. Ahora, el 2013 ha traído una versión light (de momento) del que podría ser el próximo gran enfado: el traslado de una franquicia a Londres.
Para empezar, los americanos ven el football como algo suyo, un orgullo nacional. Quitarle un equipo y mandarlo fuera de sus fronteras, para gran parte del país, sería como mandarlo a Júpiter. De algún modo, en sus mentes, casi dejaría de existir. Y peor aún si es en un lugar donde la inmensa mayoría de la gente ni siquiera conoce las reglas, como es Londres. La reacción inmediata a la idea de los London Jaguars ha sido negativa y de burla.
Por otro lado, está la parte logística. Hasta ahora, en el partido anual de Wembley, se ha hecho que los dos equipos tengan sus semanas ‘bye’ después de disputar el encuentro. Pero con ocho partidos se convertiría en algo muy difícil. Ahora mismo, las conferencias ni siquiera son tan rígidas geográficamente y si existieran los London Jaguars, los Houston Texans, por ejemplo, tendrían que hacer nueve horas de vuelo para llegar hasta la capital inglesa. Por no mencionar el calvario que supondría para los 53 jugadores basados en Londres y los viajes (además de aduana, etc.…) que tendrían que hacer cada dos semanas. También cabe recordar que la diferencia horaria de extremo a extremo de Estados Unidos es sólo de tres horas, mientras que desde la costa este hasta Londres son cinco. Quizá si volvieran a apostar de nuevo por los aviones Concorde (que hacían el tramo Londres a Nueva York en tres horas) habría más debate.
(Ver la frase de entrada de Whitworth). Estás hablando de cambiar de país a 53 jugadores, miembros del equipo de entrenamiento, más cuerpo técnico y otros empleados, además de todas sus familias. Para impulsar un cambio tan drástico, lo único razonable sería ampliar la liga. Y, como bien sabemos, romper el equilibrio que por fin hay con 32 equipos tampoco es viable.
Por último, en la historia de la NFL sólo ha habido 36 jugadores nacidos en el Reino Unido, y muchos ni siquiera se consideraron británicos. Los London Jaguars serían un equipo sin identidad alguna con la tierra en la que juegan. Así no se puede instaurar una cultura y pasión footballística local que haga posible una mejora de infraestructura de nuestro deporte y que aumente el nivel de los británicos en general como para ser aptos para competir en la NFL.
El corazón dice que sí. La cabeza dice que no. Goodell, sal, desmiente este rumor y (al menos) retrasa el ‘¡BUUUM!’ de 2013.
dhidalgonfl@yahoo.es / twitter: @danihidalgo