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Mourinho y el Ferguson que ya no será

El Madrid, o más precisamente José Ángel Sánchez, su director general, alimentó durante tiempo la esperanza de que Mourinho, un nómada triunfador cuando llegó, plantara la tienda entre nosotros y se instalara aquí por tiempo, al estilo de los duraderos 'managers' ingleses, cuyo ejemplo más conspicuo ha sido Ferguson. Parece que ya no podrá ser, nadie se imagina que siga aquí. Y no será y no podrá ser porque aquella idea estaba demasiado sola. Ni Mourinho ni Florentino se plantearon nunca seriamente un plan a largo plazo. Lo que se planteaban era ganar la Tercera y la Décima, respectivamente.

Ganar, ganar cuanto antes, eso era todo por las dos partes. Ganarle al Barça, ganar la Champions. Dinero el que haga falta, suplentes a treinta millones y mucha bronca para tapar los pinchazos y para alimentar a los leales acríticos. Ahora que se va Ferguson, recuerdo que llegó a un Manchester que llevaba años sin ganar nada y que en los tres primeros con él siguió pinchando. Estuvo muy discutido, pero Bobby Charlton le salvó porque le comparó con Matt Busby: "Son iguales, ambos desprecian el juego defensivo", dijo. Aquello fue hace más de veinte años y salvó a Ferguson.

Y al fin hizo un equipo ganador. Con mucha gente de cantera, hay que decirlo. Igual que el United de 1968tuvo a Foulkes, Stiles, Kidd, Sadler y el propio Charlton salidos de la cantera, él alcanzó su milagrosa Champions en el Camp Nou con Giggs, Neville, Scholes, Butt y Beckham. Cogió el hilo de una idea, lo siguió y el tiempo trabajó a su favor. No es el caso de Mourinho ni del Madrid de estos días. El Madrid de Florentino no se apoya en el tiempo, como hizo el club siempre o casi siempre, sino que se pelea con él, trata de forzarlo en busca de que suene la flauta. Lo primero es una idea. Y el Madrid la ha perdido.