Me preguntan: ¿quién jugará esta noche ante el Celta? Y humildemente contesto que no lo sé, y no digo que no me importa porque sería faltar a la verdad. Preferiría que jugara Casillas, porque me parece mejor y porque por tanto eso sería lo justo. Y como no soy del Celta (si lo fuera, preferiría lo contrario) no tengo otro criterio al que atenerme. Pero no lo sé. Ayer Mourinho no compareció ante la prensa, ni tampoco su edecán, Karanka, así que no hay más pista que aquel 'sudoku': "El que juegue hoy no lo hará el miércoles, y al revés", dijo el otro día El Elegido. Pero, ¿quién jugó el domingo? Adán fue titular, pero eso le duró seis minutos. Casillas fue suplente, pero jugó 84 más el descuento.

Adán se fue invicto, pero dejó un marrón a su salida. Casillas es el mejor portero del mundo (no lo digo yo, lo dicen todos menos Florentino y, creo, Mourinho) pero le metieron tres goles. ¿Qué hacemos ahora? ¿Insistimos en darle confianza a Adán, ese buen muchacho del que Mourinho ha hecho un Lucendo del Siglo XXI, o apostamos por el mejor portero que jamás tuvo el Madrid, pero que está harto de un jefe ciclotímico? ¡Lo grave es que la decisión corre de cargo del tal jefe ciclotímico!

Un jefe que ayer se repuchó. Su leyenda de que cada día va a las siete de la mañana a Valdebebas y no se va hasta pasadas las once de la noche la esfumó una foto. Es un buen padre de familia, uno más. Muy bien. Trabaja sus horas, luego prefiere su familia a los fastos profesionales. A los marrones que vaya su abnegado presidente, que necesita cuantos más contactos mejor para ACS en estos años difíciles. Él no necesita al Madrid para nada, o eso cree. Que trabajen los romanos, que tienen el pecho de lata, pensará. ¿Y el portero? Pues hoy jugará el que él quiera, que para eso él es él y su circunstancia.