Madrid y Barça nos llenaron de orgullo

Madrid y Barça nos llenaron de orgullo

Un día para estar de verdad satisfecho de ser aficionado al fútbol y orgulloso de estos dos equipos. Fue un partido pleno, jugado con absoluta honradez por todos, vaciándose, volcando toda su calidad en beneficio de sus respectivos equipos y del espectáculo común. Al final, abrazos en el medio campo, despedida como amigos que han cumplido con su trabajo y se van a la ducha satisfechos porque más no podían hacer. El Barça se queda con sus ocho puntos, pero el Madrid se gana un respeto y ahora sí podemos decir que la Liga es larga. El Barça tiene la mano, pero el Madrid está ahí.

Comenzó estupendamente el Madrid, con un Barça desconfiado, quizá porque las graves ausencias atrás le tenían inquieto. Un remate claro de Sergio Ramos en un córner, un gol de Cristiano, un palo de Benzema con repique de Di María... En el minuto veinticinco parecía que sería la gran noche del Madrid. Pero en una escapada de las varias que tuvo, Pedro metió el balón al área, rebotó en dos madridistas y entonces Pepe hizo una tontería decisiva: saltó pensando en asustar a Xavi más que en el balón y, claro, el balón pasó de largo. Y le cayó a Messi. Nada menos que a Messi. Y gol.

Y ya el Barça fue otro. Recobró una confianza que no perdería hasta el final. Pero el Madrid seguía ahí. La segunda parte fue un monumento al fútbol, con Messi (gol de tiro libre) y Cristiano (segundo gol, con el hombro averiado) como estrellas en una noche en la que todos estuvieron bien, y en la que sólo me sobraron nuevas intemperancias de Pepe. El Barça también tuvo su tiro al palo, Delgado dejó pasar un penalti en cada área... Empate en todo, victoria del fútbol, victoria de la Liga española. ¿Y la reivindicación? La hubo, pero el fútbol pasó por delante. Partidos así no se ven cada día.