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Pochettino se la juega en Zorrilla

Lo primero que tiene que saber todo el mundo es que el Espanyol no regalará lo que regaló el Rayo en Zorrilla, que Pochettino no es Paco Jémez y que no todas las temporadas se consigue ganar un partido por seis goles. Si entendemos esto, evitaremos sobresaltos inesperados. Hay que ser muy incauto para creer que el Valladolid está capacitado para golear en casa a buena parte de los rivales que le visiten a lo largo de la presente temporada. Suicidios deportivos como el protagonizado por Paco Jémez y su equipo el pasado domingo son muy difíciles de ver en un fútbol tan profesionalizado y en el que tanto hay en juego. El salto de romántico y valiente a temerario y osado es el que dio el Rayo en Valladolid.

Hoy llega un Espanyol con el cuchillo entre los dientes. Colista, con un punto de 18, cuestionado y con su entrenador al borde de la destitución. El fútbol no tiene memoria y si esta noche los catalanes pierden con un Valladolid que está perfectamente capacitado para ganar, el consejo del Espanyol podría poner ruedas en los patines de su entrenador. Sería duro de asimilar y probablemente injusto, pero los resultados son lapidarios. El gran trabajo de Pochettino quedaría ya para la historia brillante del Espanyol. Pero el Valladolid debe ir a lo suyo. Dice Djukic que siempre hay que ofrecer cambios para que no te conozcan demasiado. Hoy podría volver a sorprender. El Valladolid es favorito, seguro.