El bronce se gana, la plata se pierde

La medalla de bronce se gana, la de plata se pierde. Me parece que fue a Raimundo Saporta al primero al que se lo oí decir, y lo recordé ayer, con el contraste entre la alegría de Maider Unda y la desilusión de las muchachas del waterpolo. Pero esa desilusión se habrá esfumado ya a estas horas. Una medalla de plata en los JJ OO es una enormidad y estas chicas la han conseguido en su primera participación. Forman un equipo joven, que en cuatro años mejorará. Por su estilo valiente y su personalidad han cautivado a la afición que ha seguido su aventura hasta el final. Ha sido una plata ganada a ley.

Ayer se bloquearon durante un buen rato. Esas cosas pasan. Cuando se sacudieron la mufa ya estaban derrotadas. Pero el equipo que tenían enfrente viene de dos finales olímpicas (de dos platas). En la fase de grupos ya jugaron contra ellas y acabaron 9-9. Es decir, que nuestras chicas no son inferiores a nadie. Un mal manejo de la presión durante un buen tramo de la final, eso fue todo. Nada que no cure el tiempo. Por su parte, las de balonmano se batieron bien con Montenegro, y aunque cayeron tendrán su oportunidad para luchar por el bronce. El metal que ayer ganó Maider.

Maider Unda, la luchadora que se entrena en su propio caserío, donde ordeña ovejas para hacer queso de Idiazábal. No había dinero para llevar a su entrenador, el viaje ha tenido que salir de su beca ADO. Algo que me contrasta con las docenas de viajeros de la alegre 'troupe' de Odriozola, de la que ya sólo nos queda una esperanza de medalla, Ruth Beitia. De nuevo una chica, esta con la carga del peso de todo el atletismo sobre sus espaldas. Las mujeres están salvando la cara de nuestro deporte, arrastrándonos penosamente hacia arriba en el medallero con escasa ayuda del que antes llamábamos sexo fuerte.