Por gente como Odriozola nos ven así

Por gente como Odriozola nos ven así

El caso Mullera, que al final se presentará hoy en la salida de los 3.000 obstáculos, es el ejemplo paradigmático de cómo viejas mentes del deporte español siguen ignorando que las cosas han cambiado. En este país se ha mirado el doping con extrema indulgencia, se hizo una ley contra ello más tarde de lo que se debía, y que además se ha revelado con varios fallos, estamos aún atrasados en eso y, peor aún, lo parecemos más todavía. Por eso desde fuera miran con tanta desconfianza los éxitos del deporte español, que en su mayoría va limpio, pero que sufre por su pasado y por algunas cosas del presente.

Por ejemplo, este pestilente caso Mullera, en el que Odriozola ha vuelto a dar el cante. He aquí el caso más claro de personaje del deporte español poco escrupuloso con el doping. Su Federación alcanzó sus mejores éxitos en pruebas de fondo en los años gloriosos de la EPO indetectable. Desde entonces todo es decadencia. Hemos vivido en el atletismo episodios tristes y él siempre se ha apresurado a barrer bajo la alfombra. En esa Federación hemos tenido hasta el hecho insólito de un grupo de casi cien atletas firmando una nota en favor de la Operación Galgo, en su deseo de limpiar su deporte.

Nunca se ha visto a Odriozola del lado de la tolerancia cero. Sigue en otra época. Su amistad con Rubalcaba y Lissavetzky (ambos son químicos como él y ambos practicaron el atletismo) más la de Alejandro Blanco (con el que compartió la aventura del asalto al COE) le han encampanado en los últimos años. Metido en su burbuja, no se ha enterado de que los tiempos han cambiado, de que hoy ya no cuelan cosas que antes colaban, de que estamos vistos así (todos, La Roja, el Barça, Nadal, la ÑBA y demás) por culpa de botarates como él. Y que así no se puede ir por el mundo pidiendo unos JJ OO para Madrid.