Salió Torres y marcó, salió Cesc y marcó

Salió Torres y marcó, salió Cesc y marcó

A los cuatro minutos, ¡gol del nueve! ¡Gol de Torres! El fútbol es así de travieso, lo mismo prolonga un debate hasta la extenuación que lo volatiliza en un instante. Salió Torres, se movió tan bien como suele y remató mejor de lo que suele, porque a ese gol tan rápido añadió otro, avanzada ya la segunda parte. Y luego (más fútbol travieso) dejó el sitio a Cesc, el 'nueve escamoteado', que a su vez marcó un gol con rabia que celebró de una forma que tiene su miga. Al final el 'nueve de verdad' y el 'nueve escamoteado' se han repartido los minutos y salen a dos goles por barba. Así de travieso es el fútbol, sí.

La cuestión es que esta España es tan buena que lo puede ser bajo distintas configuraciones. Lo era con un solo medio (Senna) y lo es ahora con los dos (Busquets y Xabi Alonso). Lo era con dos delanteros (Villa y Torres) como lo puede ser con solo uno (Torres) o con Cesc apareciendo desde atrás. La esencia está en la calidad del grupo, en la buena convivencia, en la sensación grata con que se mueven los unos con los otros, a despecho de las broncas de la temporada. Todos son buenísimos y por si acaso les respalda el mejor portero del mundo, al que no nos da miedo que le chuten, sino al revés.

Lo de ayer fue glorioso. Despejada la polémica con el rápido primer gol de Torres, lo que quedaba era disfrutar. Aquello fue una exhibición, con 898 pases, 815 buenos, 27 remates, 15 de ellos a la portería, cuatro convertidos en gol. Given paró lo suyo. Xavi, Iniesta y Silva, la Santísima Trinidad de este grupo, dieron el consabido recital. Esta vez la hierba estaba húmeda, gracias a una continua lluvia que habría que pedir al Altísimo nos envíe para los sucesivos partidos, porque desde ahora no nos regarán ni las macetas del hotel. Una gran noche. ¿De qué podremos discutir ahora? Ya sé: de si había rival o no.