El Villar-Trophy este en que ha consistido la pseudopreparación de España para la Eurocopa, con jugadores entrando y saliendo en plan vodevil, concluye mañana ante China, en Sevilla con Camacho como general en jefe de las huestes enemigas, lo que le da más extravagancia al asunto. Y el partido llega acompañado de la confirmación de una noticia que les adelantábamos aquí hace poco: la Supercopa de España se muda a China. No este agosto, aún, pero sí para las próximas cinco temporadas. Ya lo ha hecho Italia alguna vez. Se trata de rendir pleitesía al imperio que amanece. Y de que el Villarato haga caja.

No me parecería mal si no fuera porque en un breve sondeo descubro que Villar no ha consultado con los presuntos implicados, a cuya cabeza, hay que decirlo, están el Madrid y el Barça, a los dos cuales, de uno en uno, o juntos, nos imaginamos participando en esas supercopas. El tanteo que he hecho en el Madrid me permite descubrir que no les hace ninguna gracia. Una buena Supercopa aquí (si es con el Barça, como la inminente, mejor) a partidos de ida y vuelta, con el campo a reventar y los derechos de televisión, les da más dinero, sospechan, que en este nuevo plan, en el que el que repartirá será Villar.

Otro tanto pasa en el Barça. Es verdad que ambos clubes (como otros que pueden aspirar a jugar la supercopa, vía Copa, que no es tan difícil, o vía Liga, que lo es más) han mostrado interés por el mercado oriental. Pero también por otros. Las pretemporadas en un continente u otro, los viajes consiguientes, son algo sobre lo que los clubes quieren ser soberanos. Hoy Asia, mañana América, pasado ya veremos. Ese pie forzado de la visita a China porque Villar haya hecho amistades allí no les hace ninguna gracia. Pero Villar hace tiempo que ha decidido ponerse el mundo por montera.