El Madrid paseó su trofeo por la ciudad y sus instituciones. Dos damas y un cardenal le hicieron los honores. En Sol, Florentino felicitó al Atlético y al Rayo, muy bien, y Esperanza Aguirre hizo votos porque subiera el Alcorcón, muy bien también. En Cibeles, Casillas se puso una gorra chulapa que le ofreció la alcaldesa, Ana Botella. En la Almudena, los musulmanes se abstuvieron de la ofrenda a la Virgen. Anécdotas de una jornada que muchos siguieron por televisión (Telemadrid y RMTV). Pero algo se comentó más que todo ello: el cuchicheo entre Higuaín y Mourinho en la Comunidad.

El que quiera a Higuaín tendrá que pagar 150 millones, dijo Mourinho en la conferencia de prensa previa al último partido, y a eso me aferro para pensar que seguirá en el Madrid. Me parece que eso sería bueno para los dos. Hay otra posibilidad: que alguien pagara un dinero estupendo por Higuaín (pongamos que el PSG, pongamos que 55 millones), que él se fuera a un sitio donde se sintiera titular y que el Madrid con ese dinero o poco más pudiera hacer un fichaje lustroso, de esos que agitan el verano. Un Agüero, un Falcao, un Rooney... Una de esas novedades que le gustan a Florentino.

Pero, ¿ganarían las partes con ello? ¿Ganaría Higuaín, que está por detrás de Benzema pero no tanto como para sentirse incapaz de asaltar de nuevo la posición? Y el Madrid, ¿ganaría algo? El nuevo le costaría tanto o más como sacara por Higuaín y estaríamos en las mismas: un delantero que en cuanto llegara el primer partido contra el Barça (por menos de nada, la Supercopa en agosto) y se viera como suplente se endemoniaría. Ese cuchicheo entre Higuaín y Mourinho puede ser algo o puede no ser nada, quizá hablaron de otra cosa, pero despierta la ilusión de una complicidad positiva.