Federer muestra su sangre azul
Jesús Mínguez
Roger Federer era el tercer hombre y acabó siendo el primer campeón sobre la tierra azul del Madrid Open y el segundo en el ránking mundial, superando a Rafa Nadal. El suizo demostró que por sus venas corre sangre azul. Advirtió que un tenista debe adaptarse a cualquier pista en cualquier circunstancia y cerró la semana derrotando al checo Tomas Berdych por 3-6, 7-5 y 7-5. Es su tercer título en Madrid, donde ha ganado en dura (2006), arcilla estándar (2009) y en la tierra cobalto.
Ajeno a las polémicas una vez que volaron las bolas (tras acabar sí reconoció que la pista era "resbaladiza" y "las condiciones difíciles"), acopló su juego tras los 44 días de descanso que tomó después de Miami y tuvo la tranquilidad de remontar un set a un jugador que no había cedido uno solo en todo el torneo.
El choque se dirimió desde la perspectiva del riesgo y la solvencia con el saque. Y se decidió por pequeños detalles: el suizo sólo ganó dos puntos más que el checo, que no templó sus nervios en momentos claves (sólo tiene un Masters 1.000, en París 2005). Perdió el segundo set con una doble falta. Y en el tercero, en el octavo juego, volvió a cometer otras dos para que Federer se colocara 5-3. Recuperó el break, salvó tres bolas de partido, pero a la cuarta mandó una derecha a la red para dar el título al suizo.
Federer, que cumplirá 31 años en agosto, iguala a Rafa Nadal en el récord de Masters 1.000 conquistados, con 20. Roma ya está en marcha y no sabe si jugará ("voy a pensarlo, porque el cuerpo lo siente"). De salir de allí dos, evitaría tener que cruzarse en Roland Garros con Novak Djokovic. Quizá incluso con Nadal. Y promete batalla: "Creo que puedo ganar los Grand Slam que vienen ahora. Va a ser muy divertido". El papá perfecto (sus gemelas Myla Rose y Charlene Riva le vieron ganar desde un palco) lleva una racha de 45-3 desde el US Open, con siete títulos. Su leyenda continúa.