No todo el mundo lo sabe, pero la copa que en fútbol se da al ganador es en préstamo. Así es en casi todas las competiciones y desde tiempo inmemorial. Desde la primera de todas, la FA Cup, cuyo primer modelo 'The Little Tin Idol', o sea, 'el pequeño ídolo de latón' como era conocida, le fue robada en 1895 de sus oficinas al Aston Villa, ganador de aquella edición, que hacía la número veintitrés. El propio Aston Villa tuvo que poner 25 libras para hacer una segunda copa. Aquella, 'The Little Tin Idol', nunca más apareció. Es el Santo Grial del fútbol. La primera copa disputada. Y está desaparecida.

Cuando arrancó la Liga se decidió que aunque no se concediera cada trofeo en propiedad sí se debía reconocer el mérito al que la ganara reiteradamente. Y se estableció que ganar tres ediciones consecutivas o cinco alternas daría derecho a quedarse la copa en propiedad, bien entendido que con cada copa se empezaba la cuenta a cero. Así se han ido entregando diez, la primera para el Athletic, y luego una para el Barça, cinco seguidas para el Madrid, y las tres últimas, para el Barça. La peana de cada copa muestra los ganadores del ciclo correspondiente, en placas hexagonales de plata.

La última ha sido para el Barça, por sus recientes tres títulos. Esta inaugura un ciclo nuevo, así que el Madrid estrena trofeo y qué mejor manera de hacerlo que con esos cien puntos que la afición sueña. 'Ponte la blanca' es el lema del club, que quiere hacer de este día un gran festejo, y con razón y derecho. La copa nueva es un símbolo de renovación, de comienzo de otra época tras esta de dominio del Barça. Después del disgusto del Bayern y de la semana rojiblanca, el Madrid se encuentra de nuevo en el centro de la escena y abraza un trofeo de estreno, lo que habla de un tiempo nuevo.