Ganó el Barça y se puso a tres. Ganó luego el Madrid y se volvió a poner a seis. Y después de todo lo que ha pasado, lo que son las impresiones, vuelve a parecer bastante. Porque el Barça ya no jugó tan bien (la verdad es que el estado del campo se lo impedía) y sin embargo el Madrid sí. Salió del bache, voló, volvió a su 'versión ciclón', como la calificó Manu Carreño en Carrusel. Los artistas de la compañía brillaron a gran altura y la Real, que salió a blindarse, se llevó la consabida goleada. Uno Higuaín, dos Benzema, dos Cristiano. De nuevo ritmo de récord, de nuevo a por aquellos 107 goles de La Quinta del Buitre.

De todas formas, los cuatro puntos perdidos hacen su pupa. El Madrid está a dos derrotas del Barça (siempre que una de ellas sea en el Camp Nou, se entiende) o a una derrota (esa) y dos empates. No está tan confortable como estuvo, aunque bien quisiera ser el Barça quien se viera así. Más igualada está la carrera del 'pichichi'. Ahora están empatados a 35, si le computamos a Messi el primero del Barça. Ayza se lo apuntó, aunque llevamos una foto en la que parece que el balón lo toca (o al menos lo roza) Alexis. En todo caso, los dos van a marcar más goles en lo que queda de Liga. Otra agarrada impresionante.

A partido ya resuelto, Mourinho dio entrada a Sahin y Coentrao primero y a Jesé después. Creo que se equivocó en el orden. El deseo por ver a Jesé hizo que Coentrao se llevara una pita al salir (renovada cada vez que tocó el balón), tanto más notable por la ovación con que fue despedido Benzema, el hombre de la noche. Ahí le faltó tino a Mourinho, quizá porque sigue enfurruñado, como se deduce de que los jugadores sigan sin hablar, enfadados a su vez quién sabe con quién y por qué. Salió a dar explicaciones en Canal + Butragueño, adorable por tantos conceptos, pero, caray, no gusta verle en esos papelones.