Todos lo hacen
En realidad no era para tanto. Un grupo de jugadores, en amigable camaradería, hicieron una pequeña porra, con muy poco dinero, para animarse a jugar con más intensidad. De hecho, es algo que se hace en todos los equipos. En los 32. Y se hace desde que se inventó el football americano, allá por el siglo XIX. En este caso, los entrenadores y el propietario pidieron a sus jugadores que dejaran de hacerlo. En realidad todo el problema es mío. Ya sabéis que odio a los Saints y he esperado hasta ahora para quitarme la careta. Visto lo visto, lo mínimo que puede hacer la NFL es felicitar a los de Nueva Orleans, que han dado ejemplo sobre cómo incentivar a un vestuario. Merecen un par de rondas compensatorias y que, excepcionalmente, les dejen etiquetar como jugadores franquicia a Colston y a Nicks además de a Brees.
Antes de seguir adelante, me gustaría contaros que mi regalo de Reyes el 6 de enero de 2010 fue una réplica de la camiseta de Marques Colston con los Saints. Si os remontáis en el blog a esas fechas, veréis que ya lo conté en aquel momento. Nadie pide como regalo de Navidad la camiseta de un equipo al que tiene manía, pero que cada uno piense lo que quiera. No necesito que se me vea el plumero o quitarme caretas. Aparezco en cada artículo a pecho descubierto, no me avergüenza asumir en público mis errores y no me importa admitir que después de saber lo que se hizo público el viernes, hoy no compraría una réplica de los Saints. Pero estoy equivocado. Todos lo hacen.
Pocos días antes de la celebración de la Super Bowl que enfrentó a Colts y Saints, fui invitado a una mesa redonda en Digital Plus en la que se iba a analizar el partido. Yo defendí desde el primer momento que los Saints eran mejores y que ganarían. Para mí, Saints y Vikings fueron los mejores equipos de esa temporada y su final de conferencia fue una Super Bowl anticipada. En una de mis últimas intervenciones dije que, si los Saints lo necesitaban, no tendrían inconveniente en ir a lesionar a Peyton Manning, como hicieron con Warner y Favre. Todos se escandalizaron y se echaron las manos a la cabeza. La NFL no es así, decían. Incluso tuve que recular ante el clamor del resto de contertulios. Había dicho una barbaridad. Todos lo hacen.
Desde que el viernes saltó la noticia, algunos se han empeñado en echarle agua al vino. Diluir la historia. Sensacionalismo, como decíais alguno. Olvidemos esto y hablemos de la agencia libre. Y durante este tiempo se han impuesto mentiras. M-E-N-T-I-R-A-S. No pasa nada. El tema se ha sacado de contexto. No es para tanto. Todos lo hacen.
Hoy en día nos hemos acostumbrado a que en el mundo de la política, y de las ideas en general, las cosas que son blancas o negras se cargan de eufemismos y se llevan al gris. Ahí se aderezan con los colores de cada uno: azul, rojo, verde o amarillo, y se mantienen en una nebulosa en la que los hechos pierden importancia y se imponen unas intenciones que son buenas o malas según nos interese y que terminan por enterrar la verdad, blanca o negra, en toda su crudeza. Todos lo hacen.
Aquí ha sucedido algo parecido. Lo que está imponiéndose es lo que os contaba en el primer párrafo. No lo voy a repetir. La realidad es mucho más cruda. Greg Williams, que acaba de firmar como coordinador defensivo de los Rams, ha mantenido ese mismo cargo en los Saints desde 2009 hasta el final de la pasada temporada. Cuando llegó al club, propuso hacer una especie de competición con los jugadores de la defensa, formando un bote para primar a los que consiguieran grandes jugadas. Esos son los hechos. Ahora nos están haciendo creer que fue una idea sin malicia de un grupo de jugadores para aumentar la intensidad y que Williams solo estuvo de acuerdo. No es verdad. La historia nació de un miembro del staff técnico del equipo. Todos lo hacen.
También nos están intentando convencer de que las jugadas grandes que se premiaban eran legales. Nos dicen que se les interpretó mal. Que nunca se pretendió lesionar a nadie. Es mentira. Hasta el punto que había cantidades distintas si un jugador rival terminaba lesionado y era capaz de salir del campo con su propio pie o tenía que ser retirado en camilla. Todos lo hacen.
También nos quieren convencer de que eran cantidades testimoniales. Un juego de niños. También es mentira. Los más de 50.000 dólares corresponden al momento en que el ‘bote’ estuvo más lleno, curiosamente durante los famosos playoff de 2009 (enero de 2010). El dinero ha estado circulando durante estos tres años y las cantidades totales no son tan testimoniales. Todos lo hacen.
El viernes, Sean Peyton lo sabía y lo consintió. Ahora, el entrenador principal quiso cortar por lo sano pero se siguió haciendo sin que él se enterara. No sé qué es peor, un entrenador que hace la vista gorda o uno que no se entera de lo que pasa en su vestuario. A lo largo de estos años siempre he situado a Sean Payton como un top 5 entre los mejores entrenadores de la NFL. Podéis leerlo en bastantes artículos. Sigo pensando que es un estratega genial. Desde el viernes también pienso que, al menos en este tema, como persona vale muy poco. Todos lo hacen.
El viernes, Tom Benson advirtió a su staff técnico cuando supo que la NFL estaba investigando el asunto. Ahora, el propietario exigió que se detuviera el asunto en cuanto tuvo conocimiento, pero nadie le hizo caso. Perdón por la expresión, pero menuda casa de putas deben ser los Saints si la plantilla no hace ni puñetero caso al propietario ni al entrenador principal cuando dan órdenes. Todos lo hacen.
“Mamá, he pensado una cosa. Como estamos mal de dinero y yo quiero acabar la carrera, he decidido prostituirme hasta que me licencie, solo para financiarme”. “¡¡¡¿Pero qué dices hija mía?!!! Ni soñarlo”. “Pero mamá, qué dices. Si todas lo hacen”. “A vale, hija. Si todas lo hacen no hay problema. Tienes todo nuestro apoyo”. Todos lo hacen.
“Papá, como estamos mal de dinero con la crisis he decidido pasar unas papelinas para sacar unos euritos. En cuanto estemos mejor de dinero lo dejo”. “¡¡¡¿Pero qué dices, hijo?!!! ¿Vender droga? Ni en sueños”. “Pero papá, si todos lo hacen”. “Ah, entonces no hay problema. Me voy contigo a vender”. Todos lo hacen.
Y yo leo vuestros comentarios estupefacto. Todos lo hacen. Joder, es acojonante tener como lectores a tipos tan bien informados. Me gustaría que me ilustrarais mejor. ¿Cuántos son todos? ¿Los 32 equipos de la NFL montan porras que premian a quien lesiona a un rival? ¿La mitad de los equipos? ¿Los de la costa oeste? ¿Los sureños? No, en serio, por favor. Estoy intrigado. Me gustaría que alguno de vosotros me diera un número concreto. Solo por saber si merece la pena seguir este deporte, o es el momento de mandarlo a tomar vientos. Todos lo hacen.
Kurt Warner estaba meditando jugar un año más durante la disputa de los playoff de 2009. Era uno de los temas favoritos de los mentideros. ¿Seguirá Warner? Inmediatamente después del final del partido contra los Saints, un choque que no pudo acabar después de la paliza recibida, anunció que lo dejaba. Podéis leer en Internet sus declaraciones. No merecía la pena arriesgarse a sufrir una lesión irreversible por seguir un año más. Se le habían quitado las ganas de jugar al football. Todos lo hacen.
Pero lo peor del asunto, es que mientras Warner estaba tirado en el suelo, con la mirada vidriosa y desorientado, tras un último golpe que no sería ilegal, pero sí malintencionado, porque un simple empujón hubiera servido para sacarle de la jugada, varios jugadores de los Saints se acercaron a interesarse por su estado. Tras aprovecharse de un vacío legal para darle un golpe envenenado, llegaron los rostros compungidos, los gestos asustados, las caras de preocupación. La televisión estaba delante. Luego, en el vestuario, llegaría el jolgorio, las chanzas y el reparto de dinero. 1.000 dólares para el agraciado. “No, tío, y otros 1.500, que le sacaron en camilla, y multiplicado por tres, que estamos en playoff”. Choque de palmas y felicitaciones cómplices. Todos lo hacen.
Yo soy del Pucela. A muerte. Es mi equipo y lo será hasta que se muera. Y siempre lo defenderé con uñas y dientes. Pero si hay un grupo de jugadores y un entrenador que cometen una villanía, no se me ocurrirá justificarles ni defenderles. Yo defiendo unos colores. Una idea. No se me ocurrirá tomar partido por alguien que ha ensuciado al club que me apasiona. Pero entiendo que cada uno puede hacer lo que quiera con su afición y sus colores. Todos lo hacen.
Oriol Bonsoms es el jefe de prensa de la sección de baloncesto del Fútbol Club Barcelona. Antes de eso fue durante muchos años jefe de prensa de los Barcelona Dragons, el equipo español de la NFLEuropa. Uri, como le llamamos todos, era también uno de los ojitos derechos de Paul Tagliabue, comisionado de la NFL por aquel entonces. Cuando Uri decidió marcharse al Barcelona, Tagliabue hizo lo imposible para convencerle de que se quedara en la NFL, integrado incluso en las oficinas centrales en EEUU. Hasta tuvo para Uri un sentido homenaje en la conferencia de prensa previa a la Super Bowl en San Diego. Fue un último intento para retenerle. Los periodistas no españoles nos preguntaban sobre él, sorprendidos por la referencia del comisionado.
Uri y yo hablábamos por teléfono casi todos los días. Yo aprendía NFL con él, y él tenía en mí un aliado fiel, empeñado en dar a conocer nuestro deporte en España. Había un tema en el que siempre discrepamos. Él decía que el espíritu de la NFL estaba impregnado del deporte universitario. La caballerosidad y la camaradería eran parte del alma de la NFL. Todos eran jugadores con estudios universitarios, que jugaban siempre con nobleza e intentando salvaguardar a sus rivales. El espíritu amateur pervivía en la NFL.
Yo le contradecía. Mi visión fría y menos sentimental de la NFL era, y sigue siendo, la de un deporte super profesionalizado, en el que los jugadores llegan a entrenar por separado y se marchan también solos, haciendo muy poca vida social con sus compañeros (algo que también es habitual ahora en el fútbol europeo, pero que hace 10 o 15 años nos parecía rarísimo). Un deporte en el que cada jugador va a los suyo sin complejos, en el que los colores significan muy poco y en el que el rival de enfrente es solamente un escollo que intentará impedir la consecución de unos bonus de los que depende su economía y supervivencia. Y por eso siempre le decía a Uri que si alguien necesita doparse, lo hace, si necesita lesionar a un rival, lo hará,… No hay límites a lo que un jugador puede hacer para lograr sus objetivos. Incluso provocar una derrota de su equipo si eso va a hinchar sus estadísticas. Uri se escandalizaba cuando yo decía cosas así. Me aseguraba que estaba equivocado y que para entenderlo tendría que vivir la NFL tan desde dentro como él lo había hecho.
Mi visión siempre ha sido poco romántica. También he sido, y sigo siendo, un firme defensor del juego duro. De lo que llamamos el football de antes. Creo que un jugador de football americano sabe a lo que se expone y gana muchísimo dinero por ello. No sé si el football es un deporte de contacto o de colisión, solo tengo claro que por mucho que se controlen los contactos, las lesiones cerebrales seguirán llegando, las roturas con secuelas estarán a la orden del día. No soy dudoso. Estoy en el ala dura en lo que se refiere a aplicación del reglamento. Llevo tiempo convencido de que hay dos varas de medir distintas en temporada regular y en playoff. Lo curioso es que hasta hace muy poco nos llamaba la atención la rigurosidad de la temporada regular y ahora nos sorprende la permisividad de los playoff. Nuestra forma de ver el football está cambiando.
Pues a pesar de todo lo anterior, nunca pude pensar que se llegaría a algo como lo que nos ha sacudido en estos días. Me parece que no es un asunto opinable. Es una villanía con todas las letras.
¿Todos lo hacen? En lo que a mí respecta, hay pruebas concluyentes de que los Saints lo han hecho durante los últimos tres años y que los Redskins lo hicieron entre 2004 y 2007, cuando Williams era su coordinador defensivo. Yo no sé si lo ha hecho alguien más. Quiero creer que no. Yo no necesito premios para hacer bien mi trabajo, ni me meto debajo de una mesa a limpiar bajos de superiores para trepar. Tampoco monto porras con otros miembros del periódico para premiar al que escriba el mejor artículo. No entiendo que un jugador de la NFL necesite ese tipo de incentivos para hacer bien su trabajo. Lo sucedido me resulta más parecido a una especie de anestesia, una manera de convencer a un tipo, que pese a haber estudiado una carrera universitaria no parece tener muchas luces, de que algo que es deplorable y repugnante está bien hecho. Que sacar del campo a un rival y mandarle al hospital, o dejarle secuelas de por vida, merece la pena. Que no hay que ser limpio, que el fin justifica los medios. Todos lo hacen.
Es curioso como algunos jugadores de otros equipos saltaron en twitter intentando quitar hierro al asunto. Todos lo hacen. Pero más curioso ha sido ver cómo esos mismos han rectificado sobre la marcha porque se interpretó mal su comentario o diciendo “digo” donde decían “Diego”. La mayoría de los jugadores implicados están negando la mayor, dándose cuenta de la vileza de todo el asunto. Hay ocasiones que el “todos lo hacen” es aún peor argumento. Ésta es una de ellas.
Tranquilos. Nadie le va a quitar la Super Bowl ganada a los Saints. Y sus aficionados pueden sentirse orgullosos de que su equipo la conquistara… o avergonzados del modo que lo hicieron. Todos lo hacen.
mtovarnfl@yahoo.es / twitter: @mtovarnfl