Cristiano y Messi, jugadores de club

Cristiano y Messi, jugadores de club

Argentina vuelve a sentirse decepcionada con Messi, al que allí han cogido la costumbre de culpar de todo contratiempo de su selección. Y, sin llegar a tanto, Portugal también siente que una vez más Cristiano les ha fallado. Argentina se quedó en empate con Bolivia en partido de la larga liguilla de clasificación para el Mundial de Brasil. Y en casa, en el Monumental de River. Portugal, que anda en la repesca de la Eurocopa, se volvió de Bosnia con un inquietante empate a cero, lo que supone que cualquier empate con goles en el partido de vuelta clasificaría a los bosnios. Mal resultado, pues.

Dos jugadores prodigiosos, que en dos clubes superlativos son estrellas deslumbrantes, bajan cuando van con su Selección. No es una visión oportunista por estos partidos. En sus equipos nacionales, Messi se queda por debajo del umbral de 0,30 goles por partido y Cristiano apenas lo supera, mientras que en el Madrid y en el Barça salen casi a gol por partido. Pero es que aquí son aclamados, héroes, valorados por prensa y afición, ojitos derechos, muy merecidamente, de sus entrenadores. Cristiano juega liberado de cargas, a Messi le quitan de al lado a cualquiera que le moleste, llámese Ronaldinho, Etoo o Ibrahimovic.

Ahí está el quid, en la confianza. Sin ella, todo jugador baja un par de peldaños. Y a ambos se la niegan en su tierra. Más a Messi, al que casi no ven como argentino, porque se fue de allí cuando era un niño. También a Cristiano, al que apenas han disfrutado. Poco cariño y mucha exigencia, eso les ofrecen, y eso les desconcierta. Y la desconfianza de un lado y el desconcierto del otro aumentan, en un círculo vicioso, según avanza el tiempo y no llega el partidazo decisivo que les redima. Y cuanto mejor juegan en Madrid y Barça, más crítica es la mirada cuando regresan a sus selecciones.