Pues el partido de mediodía en el Bernabéu resultó una fiesta. Campo lleno, banderitas, sol, muchísimos goles. Y muchos televidentes en Asia, mercado amplio al que nuestros dos grandes clubes quieren acercarse para disputar allí el dominio a la Premier. Otros partidos se habían jugado antes a esta hora y también hubo en general buena respuesta, en especial en el Clásico Vasco, el Real-Athletic. Insisto, de estos horarios tan desperdigados, me parece que al final los más aceptados van a ser las seis de la tarde del sábado y el mediodía del domingo. Son muy compatibles con muchas otras cosas.

Y el partido fue un primor, con ese Madrid lanzado en el que Cristiano acumula goles e Higuaín y Benzema siguen mostrando sus destrezas, en una largo empate técnico a excelencia. Osasuna, muy afligido por las bajas, aguantó lo que pudo pero se desmoronó finalmente ante este Madrid que a cambio de tanta alegría perdió a Di María para unas semanas. Tantos esfuerzos los tenía que pagar el hombre. Pero unos salen y otros entran: por fin se vio a Sahin trotar por la pradera, con su buen estilo de jugador de clase, esa distinción de los zurdos y ganas de adaptarse. Fue un buen día para su aparición.

Ahora hay corte, y el Madrid va a él feliz, con tres puntos de ventaja sobre ese Barça que se vació en San Mamés para sacar un empate 'in extremis'. Este partido no fue a mediodía ni al sol, sino de noche y bajo un diluvio, pero fue un partidazo. Bielsa ha hecho un gran equipo que, mientras el césped estuvo bien, alternó con el Barça. Luego, sobre el largo charco de un San Mamés que no pudo tragar tantísima agua, ambos equipos hicieron un derroche hermoso de esfuerzo, gallardía y también fútbol. Dos partidos colosales, distintos, pero excelentes ambos en su género. Tenemos una gran Liga, claro que sí.