Ante la enésima desilusión del Atlético

Ante la enésima desilusión del Atlético

Ya saben: Miguel Ángel Gil quería a Luis Enrique y Cerezo a Caparrós, en vista de lo cual ficharon a Manzano. Y no es una manera buena de llegar a un club. Manzano es un buen entrenador que ha dado la talla en el nivel inmediatamente inferior, y estas seguro que no eran las mejores condiciones para el salto. Entrenar es difícil. Es mandar sobre veintipocos muchachos prematuramente millonarios, impacientes por triunfar. Cuanto más importante es el club, más difíciles son los jugadores, porque tienen más dinero y más ego. Y sin pleno respaldo del club y de la afición todo es más difícil todavía.

Porque si vino por un empate entre los de arriba, para la afición fue una decepción. Ya había estado, sin pena ni gloria. Le faltó un gol para clasificar al equipo para Europa en el último puesto de los posibles, o sea que ni bien ni mal sino todo lo contrario. Y además lo tenía difícil 'per se'. Agüero estuvo taponando hasta el final, y de él dependía todo. Cuando se fue, el Atlético pudo al fin ir a por objetivos de caza mayor: Falcao y Diego, más otras incorporaciones entre las que hubo cal y arena. Todo, en conjunto, bastante tarde. Con eso y buenos propósitos (el toque, en lo que cabe) echó a andar Manzano.

Con unas cosas y otras, Manzano empezó como el equipo al saltar a la cancha que ya pierde uno a cero. Y, como siempre, porque el fútbol es así, los jugadores dispuestos a colaborar hasta cierto punto, según les fuera en la feria. Ya vieron cómo se fue Reyes de San Mamés después de no haber dado una patada a un bote en todo el partido. En fin, que Manzano está en globo, y quizá lo que le sujete a tierra sea, más que nada, que Gil querría a Schuster (que se deja querer) y Cerezo a Pantic, así que un par de buenos resultados le pueden aguantar... por ahora. Eso es el fútbol y eso es el Atlético de estos días.