Una goleada da puntos y prestigio

Pues salió Benzema, marcó el primer gol, dio el segundo y hasta tuvo que ver en el tercero, que se metió Lloris en propia meta al interceptar un centro de Özil que iba hacia él. Además de todo eso jugó muy bien. Mourinho explicó al final que le había elegido porque esperaba que el Olympique se cerrase, como así fue. Y contra defensa cerrada, sin espacios, es mejor Benzema. Al final, sí, salió Higuaín, que merecía ese guiño. En realidad los dos son muy buenos. Benzema empezó el curso tan bien que Higuaín parecía liquidado. Tuvo un tirón, salió Higuaín y el liquidado pareció Benzema. Pero no. Valen los dos.

Tampoco salió Kaká. En realidad, ante este partido Mourinho sacó el equipo que ha ido definiendo como el más fiable para compromisos de alto rango. Khedira con Xabi, Di María, Özil y Cristiano en línea de tres, con un delantero. Así que Kaká tuvo que esperar al final, otro guiño. La pega, por poner alguna, es que ni Di María ni Özil están como en sus mejores momentos. Pero Mourinho tiene buena mano para ir dando tiempo, estímulos y satisfacciones a toda su plantilla, y en eso está. Se trata de que todos (o casi) contribuyan, mejoren, se sientan útiles. Y lo consigue, salvo raras excepciones.

Por lo demás, fue un partido en una sola dirección. El Madrid de hoy, con o sin Di María y Özil inspirados, es muy superior a este Lyon que desde que se fue Juninho Pernambucano baja un escalón cada año. El Madrid tuvo más fuerza, moral, juego, de todo. Así que goleó. Cuatro goles dan tres puntos, como uno solo, pero dan más prestigio. Tres victorias, ocho goles, cero encajados. El Madrid cierra una gran primera vuelta del grupo. Como para acostarnos felices si no llega a ser por la desgracia del Villarreal, equipo de todos, al que el Kun agrió en el 93' una noche que había encarrilado muy bien. Lástima.