Mourinho, Guardiola y el dóping moral

Mourinho, Guardiola y el dóping moral

Cuando se iba a jugar el clásico de vuelta de la última Champions, Guardiola convocó por sorpresa a Abidal, que muy poco antes había sido noticia por su tumor hepático. Un amigo culé me tuiteó: "Dóping moral". Ayer lo recordé cuando vi las maniobras de ambos clubes en vísperas de este nuevo clásico: el Barça cerró por fin lo de Cesc, y aunque aún no ha viajado 'para no distraer' el hecho en sí es un anuncio de que el Barça empieza la temporada con un arma más. Por su parte, Mourinho anunció por sorpresa que el equipo entrenará hoy en el Bernabéu a puertas abiertas para el público.

Se trata, sin duda, de hacer acopio de entusiasmo ante el partido. Los jugadores del Madrid convocaban ayer tarde a la gente por las redes sociales. La intención del club, está claro, es reproducir el ambiente de las últimas presentaciones 'galácticas', particularmente las de Cristiano y Kaká, con los que se llenó el estadio. Hay mucho madrileño fuera de Madrid, pero hay mucho también en la ciudad (algunos recién regresados) y también turistas de paso. Atardecer de sábado, poco que hacer, temperaturas que se espera dulcifiquen y todo un Real Madrid ahí abajo, por cero euros, en vísperas de una jornada importante.

Está bien que Mourinho abra el búnker. Conocí tiempos en que todos los entrenamientos eran abiertos, pero eso acabó siendo un engorro, porque siempre había aficionados protestones. Se limitó la entrada a periodistas, pero nosotros también estorbamos, porque recogemos indiscreciones. Así que lo que ahora se lleva es el aislamiento impenetrable, salvo diez minutos de cortesía para fotos. Lo de hoy tiene un carácter excepcional y eso le da más valor. Pone al equipo cerca de la gente, permite ir al Bernabéu a quien habitualmente no puede permitírselo y creará euforia para mañana. Buena idea.