España: prohibido regalar prestigio

España juega esta noche en Boston, frente a Estados Unidos. De ahí viajará luego el martes a Venezuela, donde se cerrará la temporada oficial. Un estrambote a la larga temporada, sin más fin que utilizar las dos fechas FIFA para recaudación y recreo vacacional del villarato, cuyos principales servidores viajan alegres en estas excursiones, sacando pecho por el esfuerzo de una buena generación de jugadores con los que han tenido la suerte de coincidir. Los jugadores también se llevan algún dinero a cambio de estos diez días de vacaciones perdidos, y espero que esta vez se lo ganen.

Lo digo porque las experiencias de los últimos amistosos han sido catastróficas. Es verdad que dos de ellos fueron disparatados, aquellos viajes a México y a Argentina en busca, se suponía, de unos apoyos a la causa de nuestra candidatura al Mundial 2018, ese que se llevó Rusia, que no tiene selección campeona pero sí mucho petróleo. Pero lo de Portugal, más cerca y en mejores fechas, fue impresentable. Un aficionado, español que vive allí y sacó entradas (carísimas) con sus dos hijos para el partido, me dijo que se sintió estafado y humillado. Lo que hizo España aquel día no se puede hacer.

Así que temo estos dos partidos, más el de hoy que el del martes, puesto que el enemigo es mayor. Estados Unidos ya nos ganó hace dos veranos en la Confecup. Es buen equipo. El fútbol no es el deporte favorito de aquel país, pero viene a más desde hace bastantes años y se puede decir que ya forma parte, de derecho, de la segunda línea del fútbol mundial. Digamos que ante ese equipo se puede perder. Pero lo que no se puede hacer es abandonar la responsabilidad que se adquiere al aceptar un partido. No se puede ir por ahí a ganar dinero y regalar prestigio. Eso no lo hacen los equipos grandes.