Seis de uno, media docena del otro

Todos al juzgado, el Madrid y el Barça, Pinto y Pepe, Alves, Busquets y Pedrito. Y, más que ninguno, Mourinho. Guardiola y Stark dicen pío pío que yo no he sido. Esta no era la imagen del fútbol en general, y de nuestra Liga en particular, que esperábamos. Todo el planeta ante la tele para ver dos relámpagos de Messi. El resto fue un partido bronco, con modos de regional de la de antes, fingimientos, provocaciones, leña, reyerta en el descanso y mucho antijuego. Cobarde por ambas partes, en especial por la del que jugaba en casa. Un desastre cuya culpa en realidad es colectiva.

Los daños que la 'mourinhización' le están haciendo al Madrid están descritos aquí ayer. El que quiera puede releerlos. Pero esta no es una historia de buenos y malos. Alves, Busquets y Pedrito envilecen el fútbol con sus actitudes, como Arbeloa y Marcelo con sus pisotones. La peor patada en lo que va de ciclo la dio Busquets a Xabi Alonso (final de Copa, minuto 13) y Undiano se hizo el lonchas. Pepe y Sergio Ramos son carne de tarjeta. Pinto salió a liarla con aires de premeditación. Guardiola actuó en gamba en cuanto perdió un partido. Chendo no estuvo como se exige en un delegado de campo.

No, nadie se confunda. No es una historia de buenos y malos. Como suele decir mi amigo Robin en caso de faltas divididas, 'seis de uno y media docena del otro'. Al menos en el Madrid el mal parece diagnosticado: la 'mourinhización'. Lo que no sé es si tiene cura. En el Barça aún está por identificar el mal, pero no todos son como Xavi o Iniesta. El mismo Messi que redimió el último partido pegó un balonazo al público en el primero. ¿Será el efecto contaminante de Mourinho o será virus propio? El mal es de todos. Pero en vez de reconocerlo cada cual, lo que hacen los dos es llevar al otro al juzgado. ¡Y a qué juzgado!