Lo de Busacca no fue lo de Ovrebo

Lo de Busacca no fue lo de Ovrebo

La Champions es otra cosa, no cabe duda. El Barça que se pasea por la Liga sudó tinta para echar al Arsenal, que a su juego exquisito opuso una defensa de cinco más cuatro (luego cuatro más cinco) que cerraba bien y se atrevía a salir una y otra vez con toque corto, desafiando la presión del Barça. Eso le costó el primer gol, por un taconazo insensato de Cesc (mal toda la noche) en zona caliente, justo antes del descanso. Pero a la vuelta del mismo, la suerte le devolvió el regalo, con el autogol de Busquets. Uno a uno y casi todo el segundo tiempo por delante. Una situación de serio apuro para el Barça.

Entonces sobrevino la jugada de la que más me hablaron anoche: Van Persie, que ya tenía una tarjeta por una valentonada con Alves, alargó una jugada en la que le pitaron fuera de juego y chutó. Busacca, con exceso, le mostró la segunda amarilla. Exceso digo, pero cabe, por pérdida de tiempo. Busacca estuvo muy parcial en las tarjetas pero en la primera parte dejó pasar la ocasión de pitar un penalti a favor del Barça. No, lo suyo no fue como aquello de Ovrebo, a pesar de que lo de Van Persie pesó sobre el resto del partido, afeó la clasificación del Barça y dio pie a las quejas de Wenger.

Lo que siguió fue una avalancha de juego y toque del Barça, ante la que la defensa del Arsenal crujió primero y cedió después. Así llegaron los dos goles y Almunia evitó otros pocos. Lo de Van Persie supo mal y dará que hablar, pero el Barça fue mejor antes y después que eso, encajó un gol de infortunio y dio un tiro al palo. Por eso pasó, no por Busacca, que quizá en el descanso se enteró del penalti y lo compensó. Pasó por Messi (¡qué maniobra la del primer gol!) por Iniesta, por Xavi, por Alves y por todos. Eso sí: ni con el 3-1 pudo estar tranquilo y tuvo un susto tremendo. Es que la Champions es otra cosa.