Un Madrid sin Cristiano es novedad

Cristiano había jugado todos los partidos de Liga, no ya como titular, sino completos. Los primeros minutos que se perdió fueron los que mediaron entre su tercer gol al Málaga (séptimo del partido) y el pitido final. Una roturita muscular le hace parar ahora y meterse entre algodones hasta el partido de vuelta con el Olympique de Lyon. O sea, el Madrid jugará hoy sin él y también el próximo fin de semana ante el Hércules. Toda una novedad. No es sólo que no hubiera faltado hasta ahora (sólo en el partido de vuelta en Copa ante el Levante, por constipado) sino también su papel determinante en el juego.

Porque Cristiano acapara mucho. Recibe mucho balón, arranca a su aire, termina muchas de las jugadas en que interviene. Jugador prodigioso y ambicioso, donde coja el balón está pensando en el gol. El resto del equipo se mueve acorde a sus deseos y sus arrancadas y él les devuelve la deferencia con goles. Él define el juego del Madrid, no sólo este año, sino ya el pasado. Así, si el juego del Barça es uno porque Xavi toca cien balones y no pierde ninguno, el del Madrid es otro porque Cristiano cada vez que la agarra tira para arriba con un vértigo que lo moviliza todo a su compás.

Así que me pregunto cómo jugará hoy el Madrid, sin ese referente tan poderoso. Quizá veamos un equipo más armónico, combinativo y hermoso, aunque menos trepidante. O quizá un grupo que se desconcierte, huérfano del fenómeno que decidía por todos. Curioso en cualquier caso. Lo que sí nos queda claro a todos es que ni siquiera un superdotado natural y tan entregado a su cuidado físico como Cristiano lo puede jugar todo. Consentírselo ha sido una imprudencia, por más que Mourinho haya encontrado oportunamente los burladeros de Arbeloa y Gago tras los que se protegió ayer.