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Benzema levantó del asiento a Florentino

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Marcó Benzema y Florentino dio rienda suelta a sus sentimientos. Fue chocante en un hombre tan contenido, tan cuidadoso de las formas siempre. Me quedé pensando cuántos goles habría marcado antes el Madrid con Florentino como presidente (Míster Chip me aclara que eran 875), y por qué sólo se comportó así con este. Me respondí que era señal, sin duda, de lo muchísimo que lo estaba necesitando: por la creciente obsesión por pasar de los octavos de la Champions y por el carácter de apuesta personal por su parte que tuvo el fichaje de Benzema, que tantos meses después de su llegada aún sigue siendo un meritorio.

Fue un buen gol, sin duda. Más que por la finalización, un poco afortunada, por la jugada previa, en la que el francés combina bien con Cristiano para entrar en el área y luego, con esa parsimonia tan suya, corre paralelo a la línea de gol amagando y dejando atrás rivales hasta que encuentra el lugar de disparo. Gol. El primero del Madrid en Lyon, gol que rehabilita a Benzema, suplente ayer de Adebayor y recién entrado al campo cuando se produjo la jugada, gol que compensa en parte dos remates a los palos del Madrid en el arranque de la segunda mitad, gol que hace que el partido de vuelta se presente cuesta abajo.

Todo eso explica el raro exceso de Florentino, que no reaccionó así ni ante el gol de Zidane en Glasgow, el mejor de los marcados por el Madrid en lo que va de siglo. Ese gol fue un relámpago en un partido espeso. El Olympique es un equipo rápido, duro, bien colocado en la zona del campo que sea. Jugar contra él es como masticar ladrillo. La primera parte del Madrid fue mala. En la segunda salió bien y de su esfuerzo obtuvo esos dos palos y el gol. Luego, a respirar. Una jugada anónima se envenenó por una mala colocación de Sergio Ramos y fue el empate. Pero el Madrid ya ha hecho lo más difícil. Esta vez pasará, espero.