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¡Qué fácil es enseñar tarjetas al Madrid!

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Ver el partido del Atlético, en el que no pasó nada, e inmediatamente el del Madrid, una tormenta, fue un ejercicio curioso. No cabe mayor contraste. La verdad es que, así como desde hace tiempo los partidos del Barça me parecen una laguna suiza, los del Madrid me parecen un mar encrespado. El Barça amansa a sus rivales con sus violines, y si algún problema surge siempre está el árbitro al quite. El Madrid, por contra, se enfrenta una y otra vez a partidos a cara de perro, tardes o noches bravas, en las que le pegan un horror y en las que se lleva tarjetas por nada. Los saca, pero a un precio alto. Así fue una vez más anoche, en Getafe.

Un buen Getafe, por otra parte, que dio la cara, hizo el gasto, se expuso a contraataques y tuvo el partido vivo hasta el final. Me sobraron las patadas. La de Gavilán a Di María nada más empezar, la de Parejo, tremenda, al propio Di María, la de Miku, porque sí, a Casillas... Y unas cuantas más. Ante eso me asombró la facilidad con que Undiano enseñaba tarjetas al Madrid, que fue el que se quedó con diez. Y esa fue la causa de que el partido se mantuviera vivo hasta el final. Mourinho, que lo había visto resuelto, metió a Kaká y luego tuvo que tirar de Garay a toda prisa. En fin, que hubo partido hasta el pitido final.

¿Y Kaká? Dejó buenas sensaciones, pese a entrar en un partido muy ardoroso. Por cierto, salió por Benzema y fue Cristiano el que ocupó el lugar de referencia arriba. Kaká se echó atrás y buscó por la izquierda. Tengo la impresión de que Mourinho le da vueltas al trío Di María, Cristiano, Kaká, respaldados por Özil. No se fía del todo de Benzema, que ayer tampoco le proporcionó motivos para el optimismo. Se esforzó de lo lindo, pero no se le termina de ver contundente en partidos de tantos kilates. El que nunca falla es Cristiano, que ya lleva 19 goles. Ni Di María, que juega por tres y corre por seis. Un día le va a pasar algo.