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Wimbledon sobrevive a vuvuzelas y jabulanis

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Tomás de Cos

Wimbledon ha sido, es y será el mejor torneo del mundo. Por el prestigio labrado a lo largo de tantos años, por sus infinitas peculiaridades, pero sobre todo por su capacidad de alumbrarse a sí mismo. Una cualidad que los británicos manejan con soltura. En una edición condenada a vivir a la sombra del Mundial de fútbol, el verde púrpura del All England Tennis and Croquet Club se ha sabido buscar un hueco entre las vuvuzelas y los jabulanis.

El partido más largo jamás visto, la visita de la mediática reina Isabel II o los problemas de Federer y Nadal para superar las primeras rondas han permitido a Wimbledon asomarse a los titulares en la primera semana de torneo. Hasta la fiel lluvia londinense, aún ausente, parece haberse aliado con el torneo para contrarrestar el efecto mundialista y ha respetado el tradicional middle sunday.

En su debut, el vigente campeón sobrevivió de milagro al terremoto Falla en la primera ronda. Poco después, cuando el temblor se había desplazado a tierras sudafricanas con el adiós prematuro de los dos últimos finalistas (Francia e Italia), Isner y Mahut asombraron al mundo con el partido de nunca acabar, prolongado durante tres días (11 horas, 5 minutos y 183 juegos) y que finalizó con un 70-68 en el eterno quinto set. El encuentro de los récords, que ha reabierto el debate sobre la conveniencia o no de jugar con tie break en todos los sets de un partido.

La ausencia de la muerte súbita en el quinto set (norma que afecta a los Grand Slam a excepción del US Open) es una rémora. Una norma con los días contados que supone un lastre descomunal para los propios jugadores –el agotado Isner cayó después con estrépito (6-0, 6-3 y 6-2) ante De Bakker- y las televisiones, que ven trastocadas sus parrillas por completo. Pero esta vez hay que agradecer haber disfrutado de un duelo tan loco como histórico, histriónico y ‘friqui’.

Hasta las reincidentes molestias en sus rodillas padecidas por Rafa Nadal han jugado a favor de la atención mostrada por los medios a Wimbledon. Los fantasmas han vuelto a visitar al balear, al que sin embargo sigo considerando el máximo favorito para llevarse la segunda ‘Golden Cup’ de su carrera. Esperemos que el dolor no vaya a más y le veamos mordiéndola el domingo, por más que el torneo sueñe con Andy Murray protagonizando esa fotografía. Esa sería la única noticia capaz de aliviar algo el escozor generalizado en Reino Unido tras la goleada encajada ante Alemania y el gol de Lampard inexplicablemente no validado por Larrionda.