NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

Calderón, Toronto y la historia de los mil rumores


Ampliar

Ahora mismo, a día de hoy, José Manuel Calderón parece un hombre feliz. Y Toronto Raptors parece por fin algo parecido a un equipo feliz. Ahora mismo, a día de hoy: Vive la resaca de uno de sus triunfos más lustrosos del año ante Dallas Mavericks y está por encima del 50% de victorias. Y eso es motivo para la sonrisa porque en Canadá han tenido (un año más) que rebajar sus pretensiones tras un inicio de temporada con muy mala pinta. Calderón ahora es suplente y su contrato y situación dan mucho que hablar en una franquicia que busca soluciones de presente y de futuro con Colangelo, un GM habituado e incluso propenso a los volantazos, buscando la cuadratura del círculo para que su equipo dé el salto de calidad y Chris Bosh sorprenda a casi todos y decida seguir en el equipo a partir de julio. Si -como parece- no hay continuidad de Bosh, será difícil que haya equipo que aspire a lo máximo. Si no hay equipo que aspire lo máximo, será casi imposible que siga Bosh. El círculo vicioso que tiene de los nervios a una franquicia que rema y rema pero que parece siempre entre dos aguas, a mitad de camino.

Ahora, justo a mitad de camino de la Temporada Regular, Toronto tiene balance positivo (21-20) y ocupa puesto de playoff. Fiesta por lo que en octubre pasaba por ser la exigencia mínima de una franquicia muy remozada (nueve jugadores nuevos), que apostó muy fuerte en el mercado de agentes libres (Turkoglu: 53 millones de dólares en busca del salto de calidad) y que tenía como objetivo claro olvidar la pasada temporada, volver a playoffs y luchar por estar lo más arriba posible en el Este. Eso, con cierto realismo práctico, pasaba en el inicio de la temporada por pelear por el quinto puesto, ya que el consenso general y la lógica indicaban que había un triunvirato claro (Boston, orlando, Cleveland) y un outsider, Atlanta, llamado a ser el cuarto en discordia. O más en cuanto se despistara uno de los anteriormente citados.

Sin embargo, la temporada tuvo un comienzo horrible para los Raptors en parte por un calendario brutal de salida (y más comedido ahora en cooperación clara con la mejora de los resultados), por algunos desajustes motivados por lesiones (Reggie Evans) y por la falta de engranaje de una franquicia con tantas caras nuevas. Pero también por algunos de los males paradigmáticos de este equipo en los últimos años: extrema debilidad defensiva, extrema debilidad mental, falta de cohesión en un juego interior sin demasiada química entre un Bosh que intenta ser un líder además de un excelente jugador (ofensivo, básicamente) y un Bargnani empeñado en ser un alero con cuerpo de pívot. Además, Turkoglu no ofrecía el rendimiento esperado (¿Quién añora más a quién, Howard a Turkoglu o Turkoglu a Howard?) y mezclaba mal con un Calderón al que le quita inevitablemente protagonismo por su condición casi de ‘play forward’, alero alto vestido de base, especialmente en los minutos calientes.

Pero de repente el rostro del enfermo ha empezado a mejorar. Y no sólo gracias al calendario. Después de tocar fondo (asunto que se puede circunscribir fácilmente en los 146 puntos encajados ante Atlanta) han caído piezas de caza mayor como Spurs, Magic o los propios Mavericks. El equipo de Triano encontró cierta fluidez precisamente con Calderón lesionado (8-5 en 13 partidos sin él) y con Jarrett Jack como base titular. Y así ha seguido con un Bosh en vena y más duro (y en mejor maridaje con su compañero italiano, cada vez más buscado por unos pasadores no tan obsesivamente cerrados en torno a ‘CB4’) y con un Bargnani que va curando la alergia a la zona (trabajando duro con Alex English y, ojo, Marc Iavaroni) y que empieza a abocetar movimientos en el poste y algo de intensidad en la intimidación y de ánimo por luchar por el rebote (17 ante los Pacers). Algo, en fin, de todo lo que ya debería hacer con naturalidad quien fue número 1 en un draft (2006) en el que Brandon Roy fue número 6, por ejemplo.

Y aún así, a pesar de esta mejora o precisamente debido a esta mejora, los Raptors son uno de los equipos que más rumores despierta en esta época de ebullición previa al cierre del mercado. Porque tiene piezas que bailan, porque no tiene la presión de ser un equipo a pocos pasos de poder luchar por el campeonato (su mejora no le acerca todavía a la elite) y porque vive con un futuro construido en el aire hasta que Chris Bosh tome su decisión final… Bosh, como LeBron, Wade o Joe Johnson, puede optar por ser agente libre el próximo verano. Colangelo tiembla porque sabe que todos los indicios apuntan a que su lugar está lejos de los Raptors. Su postura oficial es que no hay trades en marcha porque se espera seguir contando con él pero ya ha sonado para operaciones más o menos probables: Rockets (más), Lakers (menos)… porque Toronto puede, no lo olvidemos, optar por sacar tajada de su jugador franquicia antes de verle marchar a cambio de nada.


Ampliar

La otra opción es mover fichas por otro lado, o bien para seducir a Bosh con un proyecto ganador o bien para aligerar masa salarial pensando en rehacer el equipo desde una nueva base, ya sin Bosh y en la que Bargnani tendría que asumir por fin un rol absolutamente fundamental (y acorde a los 50 millones de dólares que firmó en su extensión de contrato). Y en este escenario es en el que surge un nombre cuyo destino parecía hasta el pasado verano fuertemente ligado al de la franquicia: José Manuel Calderón.

Sucede que el puesto de base ha sido un quebradero de cabeza enquistado en el Air Canada Centre. A Sam Mitchell le hirió de muerte la mala gestión de la cuita TJ Ford - Calderón. Y el año pasado una de las grandes lagunas de la plantilla estaba a la espalda de Calderón, donde se repartían minutos Solomon y Ukic. Ahora la prensa canadiense fantasea con un nuevo conflicto de vestuario, teoría de la conspiración debilitada por las sensatas declaraciones tanto de Jack como de Calderón (a años luz de los atisbos de divismo que penaron a TJ Ford). El cambio de roles ha resultado hasta ahora inmaculado en dos jugadores que además comparten minutos en pista para achicar el agua que hace la rotación del equipo en el puesto de ‘2’.

Sucede también que una hoja de ruta normal acabaría por devolver la titularidad a Calderón (ha vuelto con excelente actitud, buen tono físico y buena mano en el tiro) del mismo modo que por ahora parece razonable que Triano mantenga la primera unidad con la que mejores resultados ha obtenido. La situación actual es cualquier cosa menos dramática o conflictiva: Ante Dallas, en un gran partido de los playmakers, hubo reparto de minutos equitativo (en torno a 23 cada uno para combinar 26 puntos, 14 asistencias y una sola pérdida de balón). 

No se puede negar, en todo caso, que el rendimiento de Calderón ha descendido con respecto a la temporada pasada, cuando a estas alturas no hubiera chirriado en absoluto su presencia en el All-Star. Las molestias físicas y el cambio en la distribución del bote y la dirección que ha implicado la llegada de Turkoglu han hecho bajar las estadísticas del extremeño (de 8’9 a 6 asistencias por partido, por ejemplo), que puede ser una buena moneda de cambio porque no en vano maneja un contrato muy fuerte dentro del equipo: más de ocho millones este año para un total de casi 40 hasta 2013.

Muchos equipos recibirían con los brazos abiertos a Calderón, algunos como titular y otros como secundario de lujo en el backcourt. Se trata de un base inteligente, maduro, sobradamente capacitado para la dirección, con un tiro más que aseado, un sentido ejemplar de lo que significa un colectivo en la cancha y en el vestuario y, eso sí, unas poco disimuladas carencias defensivas en el contexto NBA. Él, que conoce el negocio, ni se inmuta y salió rápido al quite para decir que le gustaría seguir siendo ‘raptor’ pero que no haría un drama de un cambio de aires. Son cinco temporadas y más de 300 partidos en la gran liga, y no es Calderón un tipo al que vayan a pillar con la guardia baja a estas alturas. 

El hecho es que Colangelo puede tratar de mover su contrato y que en lo deportivo quizá Triano no vea con malos ojos su salida toda vez que está jugando con un rookie como escolta titular (DeMar DeRozan, un interesantísimo proyecto de jugador todavía algo verde) y que tiene salud en el puesto de playmaker con Jack (buena temporada, buen jugador) y un Marcus Banks que ha dado buenos minutos en ausencia de Calderón cuando su papel se antojaba absolutamente residual. Por eso podría tener cierto sentido en lo deportivo el cacareado intercambio con los Kings: Calderón sería un base puro que acompañara a Tyreke Evans (terrorífico finalizador) con más enjundia que Udrih, y Kevin Martin daría potencia de fuego exterior a unos Raptors que, por cierto, más que puntos necesitan defensa, para nada el punto fuerte de Martin. Los Sixers o los Warriors también han sonado y otros sonarán…


Ampliar

Es la historia de cada temporada antes del cierre del mercado (18 de febrero a la vista…). Toronto Raptors es, además, el paradigma de equipo donde los movimientos son más que probables y los rumores están garantizados. Pero hoy por hoy parece sensata la apuesta por la continuidad de Calderón, seguramente otra vez como titular antes de que acabe la temporada. Su papel en el equipo y en el vestuario se antoja lo suficientemente importante. Otra cosa es, y ahí se abre otro debate, si resulta su mejor opción de futuro en función de cómo se redefina el mapa de la franquicia de cara a la próxima temporada. Y siempre contando con que anda por en medio una bomba de relojería como es un muy inquieto Bryan Colangelo. Y contando por supuesto con que esto es la NBA y todo es posible. Absolutamente todo… menos el traspaso de Kobe Bryant, claro.