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El Madrid paga el pinchazo del verano

Más que de resultados, el Madrid vive una especie de crisis de ansiedad. Le han eliminado de la Copa, desde luego, y eso no tiene remedio, pero sólo eso. Y hubiera seguido sólo con que Medina no le hubiera anulado, sin motivo remoto, un gol. Pero este es un dato que no se tiene en cuenta no sólo porque en el Madrid no hay escondites, sino porque desde que empezó la temporada con el fiasco del verano (Cristiano y todo eso) hay como un fatalismo en torno al club que sólo esperaba momento para confirmarse. El Madrid arrancó ya con una crisis de ansiedad por aquel fracaso, y en eso sigue.

Porque no fue sólo que no viniera Cristiano Ronaldo, sino el estrambote grotesco con Villa y Cazorla, que resultó humillante para la afición, más la salida final de Robinho, que dejó el ataque más débil. Y, con todo, no es el ataque lo que le está fallando al Madrid, sino la defensa. Marca muchos goles, pero recibe muchísimos. Efecto indirecto de la falta de sangre nueva en la plantilla. Parece raro, pero hasta un equipo campeón necesita novedades, porque si la plantilla repite, todos y cada uno saben su papel, se relajan, faltan nuevos estímulos para la competencia y el equipo se cae.

Y fichar, lo que se dice fichar, el Madrid sólo fichó a Van der Vaart. De la Red y Javier García eran de la casa, repescados. Un equipo necesita más novedades, para alimentar el espíritu de competencia en el grupo y crear ilusión y curiosidad nuevas entre los aficionados. El fútbol lo admite casi todo, pero lo que menos admite es la falta de novedades, porque entonces todos se aburren unos de otros y pasa lo que pasa. Y pasa más si el que más se aburre de todos es el propio entrenador, que no ha sabido ni crear mínimos acicates acudiendo de cuando en cuando a la cantera con ese propósito.