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Balón de Oro: el valor de las tradiciones

Hay Balón de Oro, pero también hay FIFA World Player y también hay FIFPro. El Balón de Oro lo creó France Football, revista asociada a L'Equipe, al mismo tiempo que ese grupo editorial creaba la Copa de Europa. Hace más de cincuenta años. Al hilo de su éxito, a la FIFA se le ocurrió, muchos, muchos años después, crear su propio premio, el FIFA World Player. Luego, la asociación de asociaciones de futbolistas (la asociación de 'afes', para entendernos) crea un tercer premio: el FIFPro. El primero lo votan periodistas, el segundo, seleccionadores y capitanes de selección, el tercero, futbolistas.

Y, ¿se dan cuenta? Sólo discutimos del Balón de Oro. El viejo y querido símbolo de mejor jugador del año. El patinazo de Torres fue por el Balón deOro, la recaudación de firmas en internet desde Móstoles también es por el Balón de Oro, cuando alguien de Valencia se queja del olvido de Villa también es por ese premio, y en Barcelona si alguien propugna a Messi o a Xavi o a Iniesta es para lo mismo. Nadie reclama el FIFA Player, menos aún el FIFPro. Pesa el valor de las viejas tradiciones. Pesa el prestigio de más de medio siglo. Pesa la sensación de que lo demás son imitaciones. Plagios.

Y también pesa, aunque quizá sólo en el inconsciente, la separación de funciones. El que cuenta, y no sólo por ser el primero, es el que se otorga por votación de periodistas. Parecería extraño que ni la misma voz de los seleccionadores ni la de los propios futbolistas les haga más tilín a ellos mismos, a los jugadores. Y es porque, más o menos y aunque no sea fácil reconocerlo, todos sabemos cuál es el papel de cada quien. El jugador juega, el seleccionador selecciona, el periodista opina. Y a la hora de ambicionar estos premios, algo se mueve dentro del jugador, que se fija, sobre todo, en el Balón de Oro.