En eventos de atletismo, ciertos observadores practican un jueguecito de intenciones. Se enseñan, como cromos, imágenes de atletas a los que llevan años siguiendo: para ver las mutaciones en su apariencia física. A veces, esas mutaciones llaman escandalosamente la atención: pero raramente se ven reflejadas en controles positivos de sustancias prohibidas. "¿Qué está pasando ahora en Jamaica para esos éxitos masivos de sus velocistas en hombres y mujeres, no sólo Bolt y Powell?", claman voces de veteranos técnicos, en EE UU y en España.

Sospechas a un lado, en Jamaica sólo están contrastadas, por ahora, unas marcas y una calidad de fantasía. Pero dudas y sospechas vienen de hechos demoledores: Marion Jones nunca dio 'positivo' formal en un control (hubo uno tardío, anulado tras contraanálisis) y acabó en la cárcel por mentir a un jurado. Marion sí admitió que se había dopado sin freno durante los años de BALCO. Lo que hizo, también sin límite, el también encarcelado Tim Montgomery, padre del primer hijo de Marion. En 2002, Montgomery dejó en 9.78 en el récord mundial de 100 metros. El tratamiento de BALCO le había cambiado la imagen y los músculos. Lo admitió todo y fue desposeído del récord. Pero, como Marion, Tim nunca dio positivo. Hoy cumple condena por tráfico de heroína. "Only the stupid ones get caught": "Sólo se coge a los estúpidos", disparó Carl Lewis cuando cazaron a Ben Johnson en Seúl, hace 20 años. ¿Será verdad?