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El primer "y quizá el único" fichaje

Cae bien este Van der Vaart. Desde la sencillez chiclanera de sus abuelos hasta el ansia por el balón de su hijo, pasando por el encanto de su mujer, cuya pérdida ya lamentaba ayer el Bild, que se ha lanzado inmediatamente a buscar una nueva 'Miss Bundesliga'. El Madrid ha pagado por este jugador más de lo que pensaba, pero no creo que haya malgastado el dinero. Juega bien de medio campo hacia arriba, tiene pase largo, regate corto, pegada magnífica, buen tiro libre. Es un centrocampista de diez goles por temporada, de los que hay muy pocos. Y otro de esos pocos está en el Madrid: Sneijder.

Con él le emparenta otra cosa: es holandés. El Madrid ha descubierto en la tierra de Cruyff, ese pequeño país de gente tan esforzada que fue capaz de un triunfo ciclópeo sobre el mar, las bases para su regeneración. El primero fue Van Nistelrooy, cuya seriedad y eficacia convencieron de lleno. Su prestigio ha ido abriendo la puerta a otros y ya son seis. Esa presencia creciente empieza a amenazar la mayoría indígena, pero hasta ahora ha sido para bien. Hay una seriedad general en su comportamiento que es lo que más echaba en falta el Madrid, tras aquella adorable insensatez que aportó la mayoría brasileña.

Ya, pero ¿y Cristiano? se estará preguntando usted. Pues muy bien, gracias, le diré yo. Ayer dijo Calderón que Van der Vaart era el primer "y quizá único" fichaje del Madrid este año. Yo lo tomé como una declaración táctica, pero Ferguson aprovechó para decir que "lo de Cristiano es asunto cerrado. Jugará en el Manchester. Creedme." Mientras, el jugador sigue de vacaciones, o recuperación, o huelga sigilosa, o jugando con la paciencia de Ferguson, no se sabe. En fin, sigue en Portugal, seis semanas largas después de la eliminación de su equipo en la Eurocopa. ¿Qué pasará? Nadie lo sabe. Ni él.