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Portugal presenta su candidatura

Empezó la Eurocopa con un partido tristón, de esos que sólo gustan de verdad a los entrenadores. Partido serio, dicen. Claro, porque no se ríe nadie. Partido en el que hay atención táctica, disciplina, solidaridad y prudencia. Sobre todo, mucha prudencia. El miedo pudo a la ambición en ambos equipos. Partido triste, por tanto, de ésos que sólo resuelve algún pequeño error, fruto de algún despiste derivado a su vez de la fatiga. Hubo error y cayó del lado de Chequia, que ganó, pero a la que vimos desmejorada. Este equipo envejece. Y Suiza, por su parte, dio un chasco a los suyos. ¡Tanta prudencia para eso!

El Portugal-Grecia ya fue otra cosa. No sólo por Cristiano Ronaldo, que estuvo bien a secas (un tiro al palo, la arrancada del segundo gol y media docenita de jugadas interesantes más), sino por todo. Turquía tiene buen aire, tiene manejo, tiene sensatez. Pero Portugal tiene mucho más, porque tiene extremos, tiene centrales, tiene a Deco, tiene espíritu, tiene de todo. Hasta un delantero centro, algo primario, al que solemos hacer de menos, pero que ayer estrelló dos balones en los postes y le devolvió a Pepe de maravilla una pared que acabó en el primer gol, gran proeza del central madridista.

Me gustó Portugal. Cuando comprobó que la suerte (un gol mal anulado, como demostró una inobjetable repetición cenital de la ZDF, más dos tiros al palo) estaba retrasando su victoria, se fue al ataque con verdadera rabia. Y llegó el golazo de Pepe. Lástima que entonces Felipao mandó parar, desarmó el ataque y les dedicó a contener. Pero hay que tener en cuenta a Portugal, que tiene jugadores, funcionamiento y cuajo. Ayer lo vimos, hoy lo volveremos a ver: hay equipos que no tienen nada, y hay otros que tienen algo. Yo creo que el nuestro es de los que tienen algo. Pero Portugal tiene mucho.