Estados Unidos: ensayo con gaseosa

Última prueba, en Santander, ante Estados Unidos. Otro rival amable. Si en algo los Estados Unidos no son el coco del mundo, ni imponen modas, es en fútbol. Y eso que les gusta, aunque de otra manera. Les gusta como deporte de práctica, formativo, escuela de vida. Hace ya muchos años que los 'colleges' y las universidades lo adoptaron como materia distinguida, así que allí se juega mucho, sobre todo entre la sociedad 'wasp' (white, anglosaxon, protestant), la clase dominante, aunque no tanto como tiempo atrás. Pero no tiene arraigo como espectáculo. De ahí que no haya gran estructura profesional.

Así que los EE UU son fuertes en fútbol femenino, que en el resto del mundo no tiene gran desarrollo, pero menos en el masculino, donde echa en falta ese calor y dinero que le proporciona en todas partes su condición de espectáculo favorito de las multitudes. Un rival blando, pues, para terminar de ajustar las piezas que aún chirrían. Demasiado poco rival, quizás, dado que encima vienen sin Donovan, su mejor jugador, y sin Altidore, un delantero prometedor por el que se han interesado el Villarreal y hasta el Madrid. Los que vienen no son notables, salvo Adu, aquel adolescente prometedor.

Juega Albiol. Espero lo mejor de él. España no tiene muy buenos centrales, y de entre lo que hay me parece que Albiol, el más joven, es el de mejores posibilidades. Conviene foguearle. Cae Puyol, jugador brioso y entusiasta, pero que sin su mejor punto físico baja bastante. Se salva Marchena, quizá porque hubiera sido muy estrepitoso señalarle tras el fallo ante Perú. Para uno o para otro, Albiol debe ser una compañía tranquilizadora. Fuera de eso, falta Iniesta, lo que da ocasión de ver más y mejor a Cazorla. Y vuelve Senna. Un ensayo con gaseosa, en todo caso. Y de ahí, a Innsbruck. No va más.