Geta, venga al Atlético

Geta, no me puedes fallar. Tienes que vengar el honor rojiblanco. Desde hace treinta y cuatro años he estado soñando que alguien de los nuestros, les devuelva la moneda de ese central impronunciable, un tal Schwarzenbeck, que nos quitó una Copa de Europa en Bruselas que era nuestra. Ya estamos por el Calderón hasta el gorro de la prepotencia teutona y comparto la tesis del presidente Ángel Torres: que mala suerte ha tenido el Bayern con el sorteo de la UEFA. La capital de la zona sur de Madrid es fiel compañera de andanzas atléticas, compartimos los mismos gustos e ilusiones y que nadie dude de que esta noche seremos de De la Red, Granero, Pablo, Casquero, Belenguer y compañía. No me asustan ni Luca Toni, ni mucho menos Ribery. Este Geta cuando da una clase no hay nadie que se le resista.

Siento sana envidia de este bloque que, de la mano de Laudrup, incluso para la Federación Internacional de Fútbol me ha dado la enorme satisfacción en la clasificación de abril de comprobar que el tercer club de la capital de España es el Real Madrid. Ni siquiera el estadio alemán tiene que asustar a los azulones. Lo importante es que salgan a divertirse y a imponer su forma de jugar. Los del Manzanares estamos con vosotros hermanos getafenses. Nos gusta el fútbol de altura y este Geta ya ha enseñado al personal que cuando David es listo y humilde suele humillar a un Goliat con escasas luces. Hasta me comprometo a estar la semana que viene en el Coliséum para llegar a semifinales por la puerta grande y que sería el paso previo para llegar a la final de la UEFA en Manchester. Geta, has demostrado que eres grande.