El cálculo matemático y los apostantes

Un algoritmo generado desde los ordenadores de la Unión de Bancos Suizos nos anuncia que España durará en la Eurocopa hasta los cuartos de final, donde se supone que nos expulsará Holanda. Ni Francia ni Italia: Holanda, que se supone que nos tocaría a traición, porque nuestros dos últimos amistosos han sido precisamente contra Francia e Italia, asignaturas que llevamos aprendidas y aprobadas, pero que no nos preguntarían. ¿Qué misteriosos parámetros maneja la UBS para anunciarnos tan fatal como habitual destino? No lo sé. Pero estos mismos acertaron que Italia ganaría el último Mundial.

A cambio, busco en las casas de apuestas. Ahí no hay algoritmos ni procesos informáticos sobre datos fríos, sino la intuición del aficionado, y no la del español, sino la del de todo el mundo. Y ahí salimos segundos en la probabilidad de salir campeones. El título para España se paga entre 6 a 1 y 7 a 1, según la casa de apuestas. Sólo se paga más barato el triunfo alemán, pero estamos por delante de Italia, Portugal, Francia y demás. ¿A quién creer, al frío cálculo de los implacables ordenadores de la banca suiza o al viejo instinto del aficionado que arriesga su dinero según le dicta su leal saber y entender?

Agárrese usted a lo que quiera, que todos estamos igual. A mí, aquello del colegio de que España es una unidad de destino en lo universal, y que yo difícilmente entendía, me llegó a sonar con el tiempo a eso, a que pase lo que pase, esté quien esté, nos echan en cuartos de final del Mundial o de la Eurocopa de turno, si no antes. Pesimismo nacional, pesimismo unamuniano. Nos duele España, también cuando nos la presentan en formato de selección de fútbol. Pero frente a eso están millones de apostantes, más Xavi, Iniesta, Casillas, Torres, Villa y demás. Mejor nos quedamos con la página de la derecha.