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Sobre la justicia futbolística del villarato

El Betis-Barça será en el Lopera, cosa decidida unas treinta horas antes del partido. Nuevo récord. He aquí tema para opinar y discutir, pero sobre todo para denunciar el mal funcionamiento de la pequeña justicia futbolística de nuestro país, degradada, desprestigiada, arbitraria y absurda. Un mundo oscuro, trufado de influencias, celos, cambios de criterio y jurisprudencia para todos los gustos. Todo eso en un caso equívoco, que crea dudas razonables. Y con el Barça y el ominoso recuerdo del cochinillo por medio. Hubiera sido un sarcasmo que justamente el Barça se beneficiara del asunto.

Y además es un caso difícil. Lo del Betis-Athletic fue justamente un incidente aislado; el público que rodeaba al bárbaro reaccionó inmediatamente y le hizo detener. En ese sentido se produjo un avance que veníamos deseando desde hace tiempo: fuera los bestias, tengamos la fiesta en paz. Que el propio aficionado expurgue a los indeseables. A la vista de eso, ¿era justo cerrar el campo del Betis? ¿Y por qué tantísima celeridad en este caso, con todo lo que se han demorado decisiones parecidas? El campo del Betis está lleno de antecedentes, es verdad, pero la reacción del público en este caso fue redimidora.

Pero hay más sombras. El delegado de seguridad informó que el partido podía seguir. Y era verdad... desde su punto de vista. Pero el que no podía seguir era Armando. La nueva norma obliga a tener en cuenta el informe del delegado de seguridad, pero éste no considera más que eso, la seguridad, no si quedan diez contra once, y encima el que falta es el portero. Y luego está la inquina conocida entre el CSD (ante el que responde el CEDD) y la Federación. Y está Tebas, factor siempre maloliente, en el Betis. Y Chaparro estropeando la buena conducta de la afición. Y ojo, que aún colean los 21 minutos de marras...