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La escalofriante sinceridad de Paredes

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Escribía yo aquí ayer que me parece excesiva la fórmula Blatter de castigar a quien lesiona un rival con tantos partidos como falte el lesionado más uno. Llevaría a equívocos. Hay casos en los que es difícil distinguir el daño producido por una entrada del fortuito, y no tenemos comités que hilen fino, sino lo contrario. Y es eso lo que más necesitamos: comités justos, que sancionen con severidad adecuada dentro de los márgenes que permite el reglamento sancionador. Pero está claro que tenemos un problema, y bien que lo formuló Paredes en la SER (y que recogió ayer AS). Y es para echarse a temblar.

Habla Paredes sobre los que dan leña y la reciben con una sinceridad escalofriante. Vino a decir que Agüero (y otros) juega de una manera que le hace propenso a recibir patadas, porque le gusta llevar el balón cosido al pie. "Yo creo que le pegué hasta poco", dice, y añade, con cierto orgullo: "Recuerdo que a Messi le pegué, y mucho. Son jugadores que te invitan a ello porque les gusta tener la pelota. También considero que los delanteros cobran el dinero que cobran porque están expuestos" (...) "Y si no lo entiende me cambio por él, que me den su sueldo y que me peguen todas las patadas que quieran".

Tremendo, ¿no? Y si habla así es que piensa así, y hasta habrá que agradecerle la sinceridad, ya que no su incapacidad para controlar su mal instinto. Por cierto, no es nuevo. Desde chaval he oído cosas así referidas a Amancio, Collar o cualquier otro habilidoso. Y no, no es así. Cobran más por su habilidad, que es lo que la gente paga por ver, no por su capacidad para asimilar patadas. Y los que dan patadas cobran menos porque es muy poco bonito, y menos edificante, ver dar patadas. Esa forma troglodita de estar en el fútbol no es privativa de Paredes. Es de muchos. Y es tarea de árbitros y comités corregir eso.