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El Villarreal amenaza el bipartidismo

Mientras Llamazares se lamentaba del 'tsunami bipartidista', de esa bipolarización que reduce casi a la nada al resto de las iniciativas políticas, en el Camp Nou se cerraba el partido con 1-2 a favor del Villarreal, que no fue 1-3 porque el árbitro mandó al limbo un último gol, de Senna. Con ese resultado el Villarreal se coloca a cuatro puntos del Barça, más el 'goalaverage' a favor. El Barça se queda nadando entre dos aguas, lejos del Madrid y con la amenaza del Villarreal para ese segundo puesto, que libra de previa para ir a la Champions. Y tiene Copa y tiene Champions. Apasionante. Y duro.

Como apasionante es la aventura del Villarreal, a medias la aventura personal de un señor llamado Fernando Roig, que hace las cosas bien, y la tarea en grupo del equipo que él montó. Allí se ha creado un nicho ecológico feliz, compuesto por una perfecta mezcla de buen clima, buen fútbol y buen rollo. Sólo alguien tan extraño como Riquelme podría sentirse incómodo allí. Pero aun sin él, este club ocupa el lugar que en tiempos fue del Athletic, o del Atlético, o del Valencia. Y más recientemente del Depor o del Sevilla. El de cuña resistente contra el bipartidismo, contra esa vieja tiranía merengoculé.

Por cierto, el Madrid se queda a ocho puntos. Del Camp Nou, antes de las Navidades (fue el 23 de diciembre) salió a siete. Dos meses y medio después está un punto más lejos. La persecución, que en algún momento pareció agobiante, no ha dado tanto de sí por ahora. El Madrid ha perdido bastantes partidos, pero por lo que se ve el Barça tampoco los ha ganado todos, o si no, estaría más cerca, o ya encima. Parecería que lo peor ya ha pasado para el Madrid, aunque no sin daño: ha caído en la Copa y en la Champions, justo lo que ha conservado el Barça. Pero la Liga la va teniendo muy cerca.