Hay otros mundos, pero están en este...

Anteayer estuvimos en Almería, en lo que llamamos un Encuentro con los Ases, que viene a ser un acto en el que convocamos a la afición de una ciudad para que hable directamente con quienes llevan el club de sus amores: presidente, entrenador, jugadores destacados... En aquel cálido salón de actos se detectaba ilusión, respeto, devoción. Cuando acabábamos el encuentro, el Getafe saltaba al Estadio de la Luz, en Lisboa, a enfrentarse con el Benfica, en la Copa de la UEFA. Salía a jugársela, a ganar. Pensé que esos dos clubes, uno de la periferia de España, otro de la de Madrid, tienen mucho que enseñar.

Tan obsesionados como estamos con las cosas del Madrid y del Barça olvidamos con frecuencia esos otros mundos, que existen y que están en este, pero que no vemos por el brillo exagerado de los grandes. Del Madrid y el Barça, que son los primeros que se ciegan por su propia gloria, por la hermosura de su ombligo, que miran continuamente y no me extraña, porque lo encuentran cada día en los telediarios, en las radios, en nuestras portadas, que no conseguimos hacer de otra manera. Ellos antes que nadie deberían mirar al Almería, al Getafe, y a tantos otros que gestionan bien desde la escasez.

El Almería tiene el presupuesto más bajo de Primera, pero está en la parte de arriba de la tabla y tiene a toda la provincia ilusionada. El Getafe está lejísimos, en atención, historia y posibles, de Madrid y Atlético, pero es el único de los tres que sigue en Europa y en la Copa. Hay clubes que pueden gastar cada verano cincuenta o cien millones, sin miedo al error. Hay otros obligados a acertar, y son esos los que cuidan los valores, los que no hablan de árbitros, los que saben perder y ganar. Los que defienden, entre tanto oropel, lo que aún tiene de digno este fútbol de nuestros pecados.