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Paradoja: otra vez con Gago y Diarra

Funcionó el Madrid en Valencia, o más que eso: rozó la perfección hasta el 0-4, momento en el que se relajó. Para esa noche Schuster cambió el diseño del equipo, fortaleciendo el medio campo con Gago y Diarra, en sacrificio de Sneijder. Delante de ellos, Guti, más libre. Eso, frente a la soledad de Albelda en la media del Valencia, produjo la gran superioridad del Madrid. Ahora, para Sevilla, Schuster planea repetir la fórmula. Curiosa paradoja: con esa media se presentó en la Supercopa en Sevilla, hace dos meses, y aquello produjo derrota y decepción. ¿Doble pivote? Eso no era lo que se esperaba...

El doble pivote vive bajo sospecha. Dos ahí supone renunciar al enganche o media punta, o a uno de los extremos, o a uno de los puntas. O sea, a un jugador de arriba. Por eso no gusta. Todo el mundo sueña con el jugador que abarque y quite y además construya, para que haga a un tiempo las dos tareas. Pero apenas los hay. Los hay de mucho quite (Diarra) y los hay de buen manejo (Gago, ahora que se siente feliz y seguro), pero que compartan las dos condiciones escasean. De ahí que haya que recortar algo por arriba. En este caso el sacrificado es Sneijder, falso extremo, cuyo bajón justifica el descanso.

Pero la miga siempre está más en la intención y la actitud del equipo que en la geometría. En la Supercopa el Madrid se agobió ante el Sevilla, que le barrió en la primera parte, no le dejó salir, le pintó la cara. Con el mismo modelo el Madrid se manejó por Mestalla como por el pasillo de su casa y produjo cuatro goles y cuatro ocasiones claras en media hora. Confianza, atrevimiento, disposición ofensiva, desde este dibujo o desde el otro. Eso es lo que tiene que meter un equipo en su maleta. Eso lo tiene el Sevilla, eso lo tuvo el Madrid en Valencia, a favor de obra. Esta noche nos dará medida más precisa.