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Schuster está empezando a dar el cante

El Valencia estrena entrenador esta noche, quizá provisional. El Sevilla lo estrenó el domingo, en este caso con aires de permanente. En lo que cabe, se entiende. Ningún entrenador es permanente del todo, porque su misión es hacer de presunto culpable. Por eso les pagan tan bien, no tanto por saber mucho del 4-4-2 o del 4-3-3. Por eso y por barajar los egos de un grupo de jóvenes superdotados para un arte muy admirado en la sociedad actual: el del fútbol. Y también por una tercera cosa: porque son la cara más visible del club. Nadie en ningún club comparece tanto ante las cámaras como el entrenador.

Y ahí es donde a Schuster le encuentro feo, cada vez más. Sus comparecencias de prensa están cargadas de desafíos innecesarios a los periodistas. Nos tilda de ignorantes en cuestiones técnicas. No me costaría ni darle la razón, pero sí hay que exigirle que sea educado. Los que van y le preguntan por Drenthe o por cualquier otra cosa quizá no estén muy interesados en lo que pase con Drenthe, pero sí saben, y ese es su oficio (el nuestro) que los aficionados sí lo están. Se trata de que Schuster se lo explique a la gente, y santas pascuas. Delante tiene cámaras y micrófonos para recoger la explicación.

Los desafíos sobran y las pequeñas bravatas ("hacemos como Federer, jugamos con el contrario") también. El Madrid gana, pero no gusta, y eso es así. Se cambió a Capello con la Liga ganada de acuerdo a una expectativa de mejora del espectáculo. Por eso se le exige a Schuster, que llegó diciendo: "Si conmigo jugó bien el Getafe, ¿cómo no va a jugar bien el Madrid?" Pues eso. Y que se vea. Empezando por esta noche, en la que le dará la réplica un debutante ilusionado y en un ambiente lleno de pasión. Entrenar al Madrid es difícil. Explicarse en su nombre casi lo es más. El club debe pensar en eso.