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Aquí nos llaman la Brasil de Europa

De repente el panorama se ha aclarado. España está muy cerca de la fase final de la Eurocopa, de la que sólo la separan dos partidos en casa, con Suecia e Irlanda del Norte. Ni siquiera habría que ganar los dos, bastaría con ganar el segundo. Los puntos perdidos en Irlanda, precisamente, y en Islandia se recuperaron en buena parte ayer con una victoria solvente en el día más dramático. No fue un gran partido de España, pero sí un partido en el que acreditó solvencia en el área contraria. Cada vez que llegó, fue para hacer un estropicio. Eso es lo que se consigue cuando se tienen jugadores de calidad.

Y España los tiene, como prueban, sin tener que ir más lejos, las repeticiones de los tres goles. El primero, por cierto, muy pronto y obra del otro Raúl del fútbol español, Tamudo, un tipo cuya sencillez extrema hace que le tengamos quizá en cuenta menos de lo que merece. Sálvanos Tamudo, titulaba nuestra portada ayer, y nos salvó con un cabezazo preciso, cruzando al segundo palo, bombeado, inalcanzable para el portero. El mismo jugador que alcanzó protagonismo en la Liga pasada con su inesperado gol en el Camp Nou, fue el que espantó rápidamente ayer los nubarrones que nos amenazaban.

Porque a este partido se había llegado entre riñas y desconfianzas que todos debemos hacer un esfuerzo por remediar. El fútbol es para divertirse y hacer amistades, y las malas caras tienen que tener en él la menor presencia posible. Es cierto que el fútbol, como todo, da disgustos y contratiempos. Pero que en torno a una Selección que lleva encadenadas ocho victorias y un empate se cierna siempre la gresca, es incomprensible. Aquí, en Dinamarca, nos conocen como la Brasil de Europa, quizá porque siempre nos hemos cruzado en su camino, como ayer. Y sin embargo entre nosotros, no paran las broncas.