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Crecen las dudas en torno al Madrid

Bien mirado, un empate en el campo del Lazio debería ser mirado como un buen resultado. Pero no consigo verlo así. Porque el Madrid tuvo ganado el partido dos veces y pecó de indolencia las dos veces hasta que le empataron, porque el portero de enfrente era un señor tan mayor como respetable, porque no supo atacar una defensa cerrada (Sneijder y particularmente Guti, estuvieron muy mal) y porque sin balón fue una película de terror. El flojo Lazio llegó mucho. Llegó cada vez que lo intentó. La defensa del Madrid actúa sin protección y queda fácilmente desbordada.

La llamarada de entusiasmo que inflamaron las victorias sobre el Atlético y el Villarreal parece ya muy lejana. Los partidos van pasando y el Madrid vive de cierta contundencia ante el gol, pero no convence. El triángulo Diarra-Guti-Sneijder, en torno al cual gira el equipo, no tiene suplentes (las rotaciones lo han demostrado) y eso hace que aun en casos de tan patente mal estado como el de Guti ayer no haya recambios serios a los que acudir. Eso sí: arriba, Van Nistelrooy es una mina. Insistente, certero y hasta afortunado. De bastante poco sacó dos goles y dos remates peligrosos. Eso fue el Madrid.

Otro fue el caso del Valencia. Perdió el partido, pero ganó crédito, al menos para mí. Fue un partido vibrante, duro, de toma y daca, en el que lo mejor lo hizo el Valencia, con un juego veloz e intencionado. Sólo que no entraron los goles que debían entrar, y sí le entraron al Chelsea, con bastante menos. No siempre el que tira más veces el dado saca más seises. Esto es un juego y tiene un factor de azar. El Chelsea sacó dos seises y ganó el partido, pero el Valencia no debe considerarse derrotado, aunque no pueda dejar de lamentarse por la oportunidad perdida: la de sacar al Chelsea del cuadro.