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Abramovich: un Piterman venido a más

Cinco años lleva Abramovich en el Chelsea, y en ellos ha gastado 544 millones de euros en el noble empeño de hacer del Chelsea el campeón de Europa. Cuentan que el enamoramiento por el gran fútbol europeo le asaltó en su yate, cuando vio por televisión aquel célebre Manchester United-Real Madrid de los tres goles de Ronaldo y la suplencia de Beckham. Las candilejas del gran fútbol europeo le deslumbraron y deslumbrado sigue. Sólo que el fútbol no le proporciona un entrenador a la altura de sus sueños, y ha decidido tomar él mismo las riendas. Nada de Mourinho. El equipo lo hago yo.

Algo así como un Piterman venido a más. Piterman se nos presentó como un avanzado revolucionario y se ha convertido en una molesta extravagancia que, nacida en Palamós, luego ha amargado sucesivamente a las venerables aficiones de dos viejos y queridos clubes, el Racing de Santander y el Alavés, fundadores ambos de nuestra Primera División. En el Alavés sigue, con el apoyo cómplice de Tebas, dicho sea de paso. Ese Tebas que maneja la Liga ahora en favor de la incierta dirección que le marca Mediapro. El caso es que lo de Piterman ya se ha visto lo que da de sí. Pues por ahí va Abramovich.

El dinero sirve para mucho, pero hay que manejarlo inteligentemente, porque si no es despilfarro vicioso. Ahora que ha echado a Mourinho, (que 'sólo' ha sido capaz de ganar dos Premier y una FA Cup en tres años) piensa arremangarse y arreglarlo todo él solito. Y para empezar quiere hacerse con Ronaldinho, ese amante del gimnasio. Yo que Ronaldinho volvería al césped, a entrenarme con todos mis compañeros, quitaría michelines y apretaría para disfrutar todavía unos cuantos años de fútbol en serio, que en el Barça de hoy podría ser excelso. En Chelsea sólo le esperan oscuridad y confusión.