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Dudas en torno a Henry y Ronaldinho

Me decía un amigo culé: "Me parece que este verano hemos cometido dos errores: comprar a Henry y no vender a Ronaldinho." Avanza la temporada y empiezo a creer que tenía razón. Y en el mismo sentido observé que se inclinaba el sanedrín barcelonés de El Larguero, tras el partido de Champions. Y eso que había acabado 3-0, e incluso había habido por fin un gol de Henry. Pero avanza septiembre, Ronaldinho es carne de sustitución y en Henry no se ve otra cosa que el ególatra desdeñoso que ya se advertía en sus últimos tiempos del Arsenal, tan alejado de aquel fabuloso delantero de no hace tanto.

Son, potencialmente, dos jugadores superiores, superiores de verdad. Los dos mejores del mundo para mí... si se aplican a serlo. Pero Ronaldinho hace tiempo que no se entrena, ha perdido el nervio, es un mal ejemplo, irrita a Etoo, quiere vivir del balón parado y de cuatro virguerías y con eso es bueno para los resúmenes de televisión, pero no para el equipo. En cuanto a Henry, mantiene aquí el aire sobrado que ya le veíamos hace dos Champions, ante el Madrid, el Villarreal y el Barça, éste ya en la final. Un aire de adolescente consentido, como de dueño del campo y la pelota, insolidario y perezoso.

Y lo peor es que caen en un equipo que, lesión de Etoo aparte, podía haber montado un ataque con Messi, Etoo y Giovani, con minutos para Bojan y aún el refuerzo ocasional de Gudjohnsen. Los divos quitan minutos a esas perlas de la cantera, incluso a Iniesta, cuya suplencia clama al Cielo, en el Barça o en la Selección. Pero Laporta llevó en el verano una estrategia para mí equivocada: aunque su problema era el virus galáctico, se 'regalactizó', en lugar de 'desgalactizarse'. Con el pecado añadido de que con esas joyas en la cantera tenía una ocasión fabulosa para empezar por otro lado.