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Nicolau Casaus, el 'avi' del Barça

Conocí a Casaus, incluso hubo tiempos en que disfruté de cierto trato con él. Ventajas de este oficio. Siempre me encantó su porte señorial, su agradable trato, su sensatez. Su 'seny'. Pero sobre todo me gustaba escucharle hablar de Pepe Samitier, cuyo recuerdo idolatraba. Y no era para menos. Cuando era un chiquillo merodeaba un día en torno al campo de fútbol, sin entrada. Samitier, que le vio, se hizo cargo de la situación y le dijo: "Coge mi bolsa, chico, y entra conmigo. Yo digo que te traigo de ayudante". Allí empezó la historia de amor de Nicolau Casaus con el fútbol y con el Barça. Y con Samitier.

Hablaba de él y no paraba. Fue el primero, me contaba Casaus, que metió la terminología del fútbol en la charla coloquial: "Me ha metido usted un gol". O bien: "Nos han pillado en fuera de juego". O acaso: "Hay que echar balones fuera". Samitier fue también el que pronosticó hace muchos años que el fútbol nunca daría dinero: "Si el fútbol fuera negocio, hace años que los equipos de la Primera División serían los principales bancos". Samitier fue, además del primer mago de nuestro fútbol, el primero también que supo desentrañar a fondo sus secretos, sus paradojas y sus ironías.

El Barça tuvo la suerte de tenerlo, y también la de tener a Casaus, que bebió en aquella fuente y supo transmitir su legado de cariño al fútbol, de respeto a la idea del Barça, de testimonio de esa fe distinta y original. Siempre le vi como la encarnación del 'avi', la figura imaginaria y cariñosa que ya aparecía en las historietas del ¡Xut! en los años veinte. Fue el gran referente del barcelonismo de todo un siglo, de ese hondo sentimiento que arrebata a los catalanes hasta un grado que a veces resulta difícil de comprender, pero que yo sí comprendo, entre otras cosas, porque tuve la suerte de tratarle. Descanse en paz.