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Las prisas son para los malos toreros

Me lo dice la gente por la calle. "¿Y el Madrid cuándo ficha algo?" "¿Qué pasa con Schuster?" "¿Qué hay de Kaká?" Y cuando traslado esas preguntas al Madrid, que tiene varios frentes abiertos, tira patada para adelante: "El verano es largo". El verano es largo, sí, pero la gente se impacienta no sólo porque el Barça ha fichado y el Madrid no, sino porque éstas son fechas sin partidos, o sea, días sin sobresaltos ni grandes emociones, y demanda caras nuevas. En verano, sin fútbol, la ilusión son los fichajes. Cada jornada sin un fichaje en la buchaca es para el aficionado como un partido que acaba empate a cero.

Y sin embargo, en esto, como en otras cosas, la paciencia puede ser buena. El Barça ya ha fichado, sí, pero urgido por la necesidad de tapar una temporada que fue un fracaso, en mayor medida incluso que haya sido un éxito para el Madrid. El Barcelona aspiraba a siete títulos y con derecho, y esos siete se quedaron en la Supercopa española (con pufo, porque la retirada de la Selección de Xavi y Puyol, su alineación ante el Espanyol y el carpetazo federativo a la denuncia de los pericos fue un episodio sonrojante) y la Copa de Catalunya, en la que también hubo gatuperio en la semifinal ante el Nàstic.

Así que el Barça fichó para cambiar de conversación. En eso hizo bien. Sobre la utilidad de los fichajes, el tiempo dirá. El Madrid, mientras, actúa como si siguiera aquello de que las prisas son para los delincuentes y para los malos toreros, y lo toma con calma. Las prisas encarecen, dicen. Mejor negociar con tiempo. Y también, dicho sea de paso, porque mientras no descarten del todo a Kaká (que caso de venir costaría una enormidad) tiene que guardar la ropa, no sea que al final se ponga de verdad a tiro y para entonces la caja esté depauperada. Cuando llegue la cascada de fichajes será que Kaká ya no cuenta.