NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

Orgullo de pobre, orgullo de rico

Avanza lentamente julio y lo de Schuster aún no está resuelto. Es inminente, sí, pero le costará al Madrid un dinero (480.000 euros) que Ángel Torres hubiera perdonado de buen grado sólo con que desde el club se le hubiera hecho una llamada, desde alguna instancia oficial, solicitándole la cesión del entrenador. Así lo dijo Ángel Torres en conferencia de prensa hace una semana. Pero Calderón no ha querido hacer la llamada, ni que se hiciera en su nombre, porque a su vez está enfadado por comentarios de Ángel Torres sobre el propio caso Schuster y sobre aquella exaltada celebración en La Romareda.

La verdad es que en esto último se pasó Ángel Torres. Así me lo ha dicho y así pensaba decírselo a Calderón. Torres criticó en el Foro Ferrándiz tanto el festejo de Calderón como "la cofradíaque le acompañaba" en la que incluyó a la esposa y a la hija del presidente blanco, que estuvieron en el partido, pero no participaron en aquel extravío. Torres sabe que se equivocó en eso, porque le informaron mal, y lo reconoce. Pero a su vez tiene más razón que un santo en estar molesto por el largo ninguneo del Madrid hacia el Getafe, que incluye la pretensión de llevarse a Schuster sin siquiera una llamada de cortesía.

En fin, que estamos en un choque de orgullos, con Schuster en medio. Pero el orgullo del pobre suena siempre a dignidad, y el orgullo del rico suena siempre a soberbia. No es que sea exactamente así, pero es lo que sugiere, y eso debería pensar Calderón, que quizá aún esté a tiempo de abandonar la posición de despecho en que se ha encastillado. Porque este pleito en la nada está echando vinagre al doblete y convirtiendo lo que podría ser feliz entrada de Schuster en el Madrid en un trámite feo, largo y desagradable. Y porque el Madrid tiene el deber de llevarse bien con el Getafe. Y además le conviene.